Sí, es posible un mundo con una humanidad mejor; pero tal vez hoy la primera tarea sea salvar la vida
José Mujica (1935-?) Presidente uruguayo
En solo eso, en fuegos de pirotecnia, quedarán las supuestas investigaciones que la 4T, a través de la nada autónoma Fiscalía General de la República, realiza en torno al presunto enriquecimiento ilícito de Enrique Peña Nieto. El ex presidente puede seguir durmiendo tranquilo.
El acuerdo –no sé si aplique “de caballeros”, pero sí de políticos- que él y Andrés Manuel López Obrador hicieron para asegurar al tabasqueño la llegada sin problemas a Palacio Nacional, está vigente: ayuda a cambio de impunidad.
Solo que esa impunidad puede ser flexible en función de las necesidades coyunturales. Y hoy, el presidente López Obrador estima que ha llegado el momento, al iniciar la recta final de su gestión, de echar mano de un as, de cara obviamente al 23, en el Estado de México, y sobre todo del 24: lanzar la bola de humo de que la 4T va con todo contra los expresidentes corruptos, y en particular contra Peña Nieto.
Ambos saben que no pasará de ahí. La Fiscalía y el propio presidente acusarán de todo lo habido y por haber a Peña, pero todo quedará en el terreno que más le gusta al presidente y desde luego más le acomoda al mexiquense: el mediático. Con eso, al primero le sirve para mantener engatusada a su clientela electoral de aquí a las elecciones, y al segundo evidentemente más, porque mientras no pase al terreno de los hechos, él está conforme en ser el villano de la película. Su estancia más que cómoda en Madrid ni siquiera se verá alterada en lo más mínimo.
Todo será anuncios, filtraciones a los medios, carpetas por aquí, denuncias por allá. De los medios no pasará. El presidente sabe que con esa zanahoria es suficiente para mantener enajenada a su base, y Peña no se verá precisado a filtrar más videos comprometedores del tabasqueño ni de su círculo cercano. Insisto, los dos ganan de esa forma. Es a valores entendidos, pues. Es ganar-ganar.
Y es que López Obrador no puede arriesgarse a que en un acto de represalia de Peña, si éste considera que aquel violó el pacto, filtre algún video de dimensiones insospechadas que le ponga en vilo el resultado de las elecciones. Así que, como diría el filósofo de Parácuaro, ¿qué necesidad?
El pacto, sin duda, sigue firme. Puede haber fuegos pirotécnicos pero no más allá. Si no, al tiempo. Y a la pesadilla le quedan todavía 789 días.
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