La política saca a flote lo peor del ser humano
Mario Vargas Llosa (1936-?) Escritor peruano
En un escenario donde lo normal es un traspié tras otro en prácticamente el tema que se escoja al azar, no deja de llamar la atención que, a manera de garbanzo de a libra, este jueves el gobierno mexicano por fin haya dado pie con bola al menos en el rubro de la diplomacia internacional.
Por alguna razón que no es fácil de entender, dado su empecinamiento en ir contra corriente, e incluso contra la norma, el presidente López Obrador autorizó al canciller Marcelo Ebrard fijar un posicionamiento oficial de México frente a la invasión militar rusa en Ucrania, pero uno tal cual marca la lógica y el sentido común en la geopolítica actual.
Ebrard afirmó que México condena la intervención militar de Rusia en Ucrania: “nuestra orientación principal es rechazar el uso de la fuerza y condenar enérgicamente la presencia de fuerzas de la Federación Rusa en territorio de Ucrania…México condena enérgicamente esa invasión y llama a un cese al fuego inmediato que permita una salida diplomática…por historia y tradición, por nuestra formación como nación, tenemos que rechazar y condenar la invasión de un país como Ucrania por parte de una potencia como Rusia”.
Se infiere que Ebrard debió convencer, supongo que no sin enorme esfuerzo, al presidente para que autorizara ese posicionamiento, pese a que es el que ha adoptado la inmensa mayoría de países democráticos. Solo las dictaduras como Venezuela o China han decidido respaldar la invasión rusa. Por supuesto que era lógico recelar que López Obrador fuera a decantarse si no por respaldar dicha intervención militar, sí al menos por mantener la timorata posición “neutral”. En ese sentido, debe aplaudirse que Ebrard haya hecho entrar en razón a su jefe y recibir autorización para plantear un posicionamiento sensato, no una locura como la que bien pudo haber ordenado el presidente.
Y bien, igualmente, que el canciller haya sido autorizado a grabar dicho mensaje, porque ello garantizó sensatez y el manejo de un lenguaje propio de estos menesteres, dado que si López Obrador decide asumir él ese protagonismo, más de algún desliz seguramente hubiera cometido.
Como sea, en medio de tanto dislate gubernamental, no deja de llamar la atención que al menos en ese lance, México no saliera mal parado. Ebrard fijó la posición que era natural, lo que lo confirma como el funcionario con más congruencia y tablas en la 4T, por no decir que el único. Lo más rescatable de un gobierno de lástima. Las cosas, como son.
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