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martes, julio 22, 2025

GARCÍA LUNA: DESTINO MANIFIESTO

La corrupción del alma es más vergonzosa que la de cuerpo

José Maria Vargas Vila (1860-1933) Escritor colombiano

 

jaimelopezGenaro García Luna fue declarado culpable de los cinco cargos que le imputaba la Fiscalía neoyorquina, cuatro de ellos relacionados con narcotráfico. El jurado ciudadano le halló responsable. Lo políticamente correcto en este momento, es aplaudir a la justicia norteamericana.

Todo está muy bien, pero salta una pequeña duda: el testimonio de Luis «el rey» Zambada fue determinante para que García Luna vaya a pasar al menos una veintena de años en alguna cárcel de Estados Unidos. Pero en ese testimonio en el estrado, Zambada no solo incriminó a García Luna. También, aunque de rebote, a Andrés Manuel López Obrador o a Marcelo Ebrard.

En el banquillo de los testigos, Zambada fue lapidario en contra del jefe policiaco durante los gobiernos de Fox y de Calderón, pero también aseguró que el 2006 entregó, «para una campaña», siete millones de dólares en efectivo al subsecretario de Seguridad en el gobierno capitalino de López Obrador, Gabriel Regino.

«Una campaña» solo pudo ser en ese momento la del hoy presidente de la República, o la del jefe de Regino, Marcelo Ebrard, en ese entonces secretario de Seguridad, y quien buscaba la jefatura de Gobierno de la Ciudad de México.

El punto es que cuando Zambada afirma haber entregado millones de dólares a García Luna, tiene toda la credibilidad del mundo. Pero cuando el abogado defensor del ahora encontrado culpable le recuerda que él había denunciado tiempo atrás sobornos también para funcionarios del gobierno capitalino de López Obrador, entonces no es más que un vulgar delincuente sin autoridad ni credibilidad alguna. Y sí, es el mismo narcotraficante detenido en Estados Unidos, que es ahora testigo protegido de la DEA y que por ende dice en un juicio lo que se le ordena.

Supongo que aunque en su juicio jamás se exhibieron pruebas, solo dichos de delincuentes, debe haber elementos para juzgarlo culpable. Su destino debe servir como antecedente a los funcionarios de su tiempo, a los del peñismo y a los del obradorismo por igual, de que si bien la justicia en México regularmente no llega a los corruptos, en otras partes puede no haber la misma impunidad.

García Luna no tuvo la suerte del general Salvador Cienfuegos, que libró la cárcel en Estados Unidos por petición expresa del presidente López Obrador, pero acaso muchos de los que hoy en la 4T se dan baños de pureza y acusan con dedo flamígero, mañana puedan estar siguiendo los pasos de García Luna, aunque sea en Estados Unidos. Al tiempo.

Y a la pesadilla ya solo le quedan 587 días.

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