En un ministro resulta bastante peor decir tonterías, que hacerlas
Cardenal de Retz (1613-1679) Político francés
Germán Martínez ha pegado, como nadie hasta ahora, en la auténtica línea de flotación del presidente López Obrador y su 4-T.
No es su renuncia a la Dirección del IMSS, sino los términos en que ésta se da. Lo que ha sido un mazazo seco al presidente, es la crudeza de la redacción de su misiva de renuncia.
Martínez pega donde duele, porque desnuda de forma contundente la perversidad de la política lopez obradorista, que en aras de asegurarse los recursos financieros para sus obras de relumbrón –el Tren Maya, la refinería de Dos Bocas y el aeropuerto de Santa Lucía-, y la consecución de su programa clientelar de becas, está desarmando y dejando en estado de muerte fáctica los principales programas sociales del Estado mexicano:
“Ese control del gasto tiene dos consecuencias fatales: una directa para el IMSS: pasillos de espera llenos de personas adoloridas y mal trato o retraso en la atención a pacientes; y un segundo efecto indirecto todavía peor: el fortalecimiento de los servicios de salud privados, que ocasionará mayor “gasto de bolsillo” de las familias cuando sus seres queridos tengan un padecimiento. Ahorrar y controlar en exceso el gasto en salud es inhumano. Ese control llega a escatimar los recursos para los mexicanos más pobres”.
Empero, advierte: “si acaso Hacienda cree que los ahorros en el IMSS los puede desviar a otros fines, es necesario recordarle que “el Instituto no estará obligado a concentrar en la Tesorería de la Federación sus ingresos”, según dispone el artículo 277 C de la ley del Seguro Social”.
Y por supuesto que Martínez no acusa a nadie en Hacienda. Lo hace sólo formalmente, en realidad al que pone en el banquillo de los acusados es al propio López Obrador, porque los “funcionarios de Hacienda” sólo ejecutan las directrices presidenciales: “algunos funcionarios de la Secretaría Hacienda tienen una injerencia perniciosa en el IMSS y ponen en riesgo la vocación igualitaria, de justicia y, concretamente, de prestación de servicios de salud que tiene el Seguro Social”.
Advierte que Hacienda busca “reformar el Reglamento para colocar funcionarios administrativos en los Estados desde la Secretaría de Hacienda, y así anular a los Delegados que este Consejo Técnico aprobó. Buscan nombrar, en todo el país, una suerte de “delegados administrativos estatales, fuera de este Consejo, para que ellos, en los hechos, administren desde lo local al IMSS”. Otra vez, no es Hacienda, es la visión lopez obradorista de concentración dictatorial del poder.
Y el gancho al hígado de Martínez al presidente: “…proclamó el fin del neoliberalismo, pero en el IMSS algunas injerencias de Hacienda son de esencia neoliberal: ahorro y más ahorro, recortes de personal y más recortes de personal, y un rediseño institucional donde importa más el “cargo” que el “encargo”.
La radiografía del IMSS en la 4-T es demoledora por Martínez: “en 2019 prácticamente está al 0% el avance de obras y el pago a proveedores, los contratos y convenios de servicios se rezagan, y algunos están por vencerse sin horizontes de legalidad y eficiencia; las compras de equipamiento paradas, las reclamaciones y litigios aumentan, y si bien el abasto de medicamentos está garantizado, es precario y en algunos lugares pende de un hilo”
Remata: “descuidar la recaudación tributaria y la debida y justa incorporación de los trabajadores al seguro social, es suicida para el IMSS”.
¿Así, o más demoledor?