La política es el arte de impedir que la gente se meta en lo que sí le importa
Marco Aurelio Almazán (1922-1991) Escritor mexicano
Cuando se presentaron, casi una tras otra, las demandas de desaparición de poderes en los estados de Veracruz, Tamaulipas y Guanajuato, en el primer caso por el PAN y en los otros dos por Morena, el común denominador de las reacciones y lecturas fue en el sentido de que se trataba de una mera anécdota, que no pasaría a mayores porque panistas y morenistas finalmente negociarían una especie de intercambio de favores y ambos retirarían sus respectivas demandas. Y asunto arreglado.
Empero, las señales que se enviaron este martes desde el Senado, son de que, por lo menos, no ha habido acuerdo entre el PAN y la 4T, porque casi sobre el final del tiempo contemplado por la ley, la Comisión de Gobernación, presidida por el michoacano Cristóbal Arias, votó por solicitar a la Mesa Directiva una prórroga indefinida para perfilar un dictamen en torno a si procede o no la demanda de desaparición de poderes en esos tres estados.
Ello significa, como es fácil suponer, que no hay acuerdos. De haberlos, este mismo martes se habrían materializado y se le habría puesto punto final al episodio.
Por ende, debe colegirse que es altamente probable, y contra lo que se había presumido en un inicio, que la sangre llegue al río y que eventualmente pueda avanzarse en el cuasi inédito escenario en el que el Senado desaparezca poderes no en uno, sino en tres estados simultáneamente.
Ello pondría en una situación de altísimo riesgo a la gobernabilidad no de Tamaulipas, Guanajuato y Veracruz, sino de todos los estados y aún del mismo gobierno federal: si el argumento para desaparecer poderes en esos tres estados es que la criminalidad ha llegado a tal grado que es imposible encararla por los gobiernos locales, lo cual es cierto, entonces debería proceder exactamente lo mismo en todas las entidades, con excepción quizá de Yucatán, que por alguna feliz razón parece ser la única no dominada por el crimen organizado.
Y si de ser radicales en la aplicación de la ley se trata, pues el Senado en realidad estaría obligado a desaparecer también los poderes federales, dado que el país entero presenta niveles de criminalidad jamás vistos y claramente el gobierno federal está más rebasado que nunca por el fenómeno.
Prudencia, mesura y hasta sentido común es lo que deben mostrar los señores senadores en la conformación de su dictamen. La gobernabilidad misma del país, o lo que queda de ella, está en juego.
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