La corrupción del alma es más vergonzosa que la del cuerpo
José María Vergas Vila (1860-1933) Escritor colombiano
Todo en esta historia es un monumento al cinismo.
Cinismo, que Julio César Godoy Toscano pretendiera ser diputado luego de conocerse sus vínculos con La Tuta, hace una década.
Cinismo, que en ese tiempo, el PRD lo arropara como candidato, lo mismo que su hermano, el gobernador Leonel Godoy.
Cinismo, que Alejandro Encinas, entonces líder la bancada perredista en San Lázaro, lo introdujera en la cajuela de su vehículo al recinto parlamentario.
Cinismo, que conociéndose sus ligas con la mafia y las órdenes de aprehensión ya existentes en su contra, Godoy rindiera protesta como diputado federal.
Cinismo, que en lugar de tener los arrestos para enfrentar la justicia, huyera y se mantuviera prófugo diez años.
Cinismo, que ahora regrese como si nada, como si el tiempo borrara la realidad y tramite un amparo para no ser detenido.
Cinismo, que un juez federal le conceda dicho amparo con solo pagar seis mil quinientos pesos.
Ahora, nos preparamos para un nuevo capítulo de la trágica historia de Godoy: ¿será la de su inminente exoneración por la 4T? Sería el colmo del cinismo, pero en función del curso que están tomando las cosas y del particular cariño que a los delincuentes se les tiene en estos tiempos en el gobierno, no es descabellado en absoluto que el siguiente paso sea ver, otra vez, a Godoy Toscano en alguna boleta electoral. Si no, al tiempo.
twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com
