El precio de desentenderemos de la política, es el de ser gobernados por los peores hombres
Platón (387 a. C. – 347 a. C.) Filósofo griego
Es de esperarse que la advertencia del gobernador Ramírez Bedolla no sea literal. «Haremos lo que sea necesario», dijo, para que los diputados le aprueben su proyecto de presupuesto del próximo año tal y como lo mandó, particularmente en los dos temas polémicos que incluye el documento: el reemplacamiento y la contratación de 475 millones de pesos como deuda bancaria de largo plazo.
Así contestó el gobernador cuando reporteros le cuestionaron sobre el cabildeo ante diputados y el riesgo de que éstos ajusten el presupuesto, cancelando o al menos reduciendo el monto que el gobierno pretende cobrar por el reemplacamiento vehicular, e igualmente no autorizando el nuevo endeudamiento solicitado.
Es válido y necesario, desde luego, que el gobierno trate de convencer a los diputados de las bondades de su presupuesto, las tenga o no, pero a la luz de muchos, muchísimos casos de dinero enviado a los legisladores por el gobernador en turno, para que se vote tal como éste último lo desea en determinados temas, aunque casi siempre relacionados con presupuestos y contratación de deuda, o incluso de reemplacamientos, sí es natural el recelo que las palabras de Ramírez Bedolla pueden causar.
Son tantos casos que casi ya se volvió una constante que a cada iniciativa del Ejecutivo relacionada con asuntos financieros, invariablemente se ofrezca dinero a los diputados, que primero juran y perjuran que no avalarán nada, pero que siempre terminan cediendo, eso sí, justifican, porque ponen por delante el beneficio del estado.
Desde los 400 mil pesos que algunos reporteros evidenciamos recibieron en transferencias bancarias diversos diputados por parte del gobierno de Leonel Godoy para que le autorizaran la contratación de deuda, hasta los tres millones en que se ha ubicado la compra de votos en fechas más recientes, la historia de los sobornos a legisladores se ha vuelto una constante.
Con todos esos antecedentes de corrupción, me parece que el gobernador Ramírez Bedolla debió ser más preciso respecto al alcance de sus palabras. «Haremos lo que sea necesario», dijo. Yo esperaría que no le esté pasando por la cabeza sobornar diputados y que «lo que sea necesario» se refiera a cabildeo y negociaciones políticas, porque ya bastante mala imagen tienen los gobiernos y los diputados, mala imagen ganada a pulso, hay que decirlo, como para que otro episodio de corrupción se registre de nuevo, ahora en los albores de ambos poderes. Veremos qué significan las palabras del mandatario.
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