Ese es el mal de nuestra gente: no se hace política de ideas y conductas, sino de personas
John William Cooke (1919-1968) Político argentino
Silvano Aureoles decidió que su gobierno se incorpore al Insabi pero bajo la modalidad de una centralización acotada, y a la luz de la realidad en todos sentidos me parece que tomó la determinación más sensata, por varios motivos.
Uno, porque en lo político se le redujeron las posibilidades de no adherirse, dado que prácticamente se hubiera quedado solo, una vez que los bloques de gobernadores panistas y priístas terminaron por ser doblados por el presidente López Obrador, y decidieron sumarse al Insabi. Aureoles es, ya se sabe, el único mandatario perredista que queda y si alguna vez pasó por su mente no firmar dicho acuerdo, ello se desvaneció rápido al no ser cobijado por nadie más; por tanto, lo sensato era no confrontar a la Federación.
Dos, porque si bien el Insabi ha comenzado operaciones con una irresponsable y peligrosa improvisación, y los resultados ya se evidencian por todo el país, un aspecto sí tiene plausible: no es autoritario ni impositivo, da la opción para que los gobernadores que lo consideren oportuno, entreguen por completo su infraestructura y presupuestos de salud a la Federación, pero también que se sumen pero manteniendo ellos la operación del sistema, ceñidos, eso sí, a la directriz y a la política que a nivel nacional se ha implementado.
Tres, porque si un rubro gubernamental puede enorgullecer a la gestión de Aureoles, es el de salud, lo que le permite tener la certeza de que cuenta con la infraestructura, el funcionamiento y el presupuesto para seguirlo operando, ahora bajo la modalidad del Insabi, es decir, no desprenderse de su manejo. Por ello, optó por echar mano de la alternativa de una centralización acotada, no una federalización íntegra, como algunos gobernadores ven preferible dada su incapacidad para operar con eficiencia dicho sector.
Y cuatro, por otro factor político: en el tema educativo, la Federación terminó cediendo a las gestiones que por un año realizó el gobernador michoacano; no cabía, por tanto, ahora una señal no amistosa de éste en el asunto de Salud.
Esa suma de factores encaminó la determinación de Aureoles, que hizo pública este lunes y que contempla que entre miércoles y jueves de esta misma semana se oficialice con las firmas respectivas de su parte y de los titulares del gabinete de Salud del gobierno federal.
Repito, me parece que era innecesaria la confrontación y Aureoles obró con la sensatez que las circunstancias ameritaban. Sólo el tiempo dirá si en efecto fue positiva la medida. Por ahora, así lo parece. Al final de cuentas, no se trataba de lo que al gobierno del estado conviniera, sino a los cientos de miles de michoacanos sin acceso al IMSS o al ISSSTE. Confío en que, por ellos, se haya tomado la decisión más acertada.
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