Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y después te cambian el programa
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español
Hace una década, Andrés Manuel López Obrador patentó una de las frases más emblemáticas de su larguísimo y, sin duda, efectivo papel como líder opositor: ¡al diablo las instituciones! No se trata de una frase hueca, en mucho sintetiza el meollo de la ideología y la visión del mundo del hoy presidente: ir con todo contra lo establecido, sean leyes, gobiernos o instituciones. Anarquismo puro.
Hoy, López Obrador puede comenzar a enfrentar una sopa de su propio chocolate. Al menos cuatro gobernadores envían las primeras señales de insurgencia, lo mismo que sus respectivos sectores empresariales. Tres del norte, Nuevo León, Tamaulipas y Coahuila, además de Jalisco.
Los gobernadores amagan con abandonar el pacto federal, al considerar que la concentración de impuestos por el gobierno federal es dañina para sus entidades, toda vez que éstas aportan mucho más en impuestos y al Producto Interno Bruto, de lo que la Federación les devuelve en participaciones y en servicios.
Y los empresarios y comerciantes de esos estados advierten por su parte que no pagarán impuestos a la Federación, por la negativa del presidente López Obrador, a autorizar una flexibilización de compromisos fiscales en medio de la pandemia y la crisis económica.
En estricto sentido, no puede negarse que a gobernadores y empresarios les asiste la razón. El régimen político y económico federalista habla, sí, de la aportación de todos los estados a un fondo digamos central, para que el gobierno garantice un desarrollo lo menos disparejo del país. En teoría es un modelo ideal. El problema es que ese escenario comodino para los estados no productivos, sobre todos los del centro y el sur del país, ha impedido que se sientan obligados a crecer, dado que a fin de cuentas el recurso que generan las entidades que sí producen riqueza, se distribuirá entre todos. Hoy, los norteños y Jalisco parecen decididos a poner un alto a ese desequilibrio, seguros de que fuera del pacto federal, les iría mejor, toda vez que cuentan con la fuerza económica para erigirse como estados “autónomos”.
Y ni hablar de la injusticia que significa la negativa de López Obrador a autorizar una tregua fiscal en estos momentos, de ahí la justificación de empresarios y comerciantes de esos estados a entrar en un boicot de pago de impuestos.
Y el problema es que esa posición cunda a gobiernos y sectores productivos de otros estados. De materializarse amagos así, que no quede duda que la responsabilidad recaerá no en ellos, sino en la cerrazón y el autismo del presidente. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com