Los artistas mienten para decir la verdad, mientras los políticos mienten para ocultarla
Alan Moore (1953-?) Escritor británico
Los habitantes de la isla de Janitzio han decidido no permitir el ingreso a ningún visitante los próximos uno y dos de noviembre, en la celebración de la Noche de Muertos de la zona lacustre. Y, sin duda, hacen bien.
Por insensato que parezca, a escasos cuarenta días las autoridades de los tres niveles de gobierno siguen sin decidirse a anunciar que este año, por la pandemia, no habrá celebraciones en la zona lacustre, no por lo menos en las condiciones normales.
Es como si hicieran un último esfuerzo para esperar a que en cuarenta días el panorama sanitario dé un giro radical y haya, como por arte de magia, condiciones para desarrollar las celebraciones de la Noche de Muertos de manera “normal”. No nos hacemos a la idea de que la pandemia, como tal, no se irá. Que en todo caso mejorarán las condiciones de seguridad cuando exista un tratamiento y una vacuna contra el covid, y eso no se alcanzará este año, a decir de los expertos.
Luego entonces, lo más sensato sería que así como se han venido cancelando otro tipo de actividades multitudinarias, como las fiestas patrias, de plano se anunciara que por lo que resta del año cualquier celebración de ese tipo está cancelada. Es inútil, y hasta cruel, alimentar expectativas de un retorno a la normalidad antes de lo que el sentido común y la ciencia determinan.
Como las fiestas patrias, las celebraciones por el natalicio de Morelos en esta capital, la apertura de los santuarios de la Monarca en el oriente, las actividades relacionadas con la Noche de Muertos, los festivales de cine y musicales en Morelia, entre otro tipo de eventos similares, debieran anunciarse desde ahora como canceladas. Eso dicta la sensatez, la razón, y hacerlo con anticipación disminuye pérdidas de tipo económico.
Por eso, cuando las autoridades siguen “analizando” si hay celebración de Noche de Muertos en las poblaciones cercanas a Pátzcuaro, los habitantes de Janitzio ya se adelantaron y han advertido que, al margen de lo que determinen esas autoridades, ellos no permitirán el ingreso de ningún visitante. Punto, así de fácil.
La medida desde luego significa que se acentuará la crisis económica que se vive en la zona, como en todo el estado y el país, porque esa celebración genera una parte importante de dividendos para la región el primero y dos de noviembre de cada año. Pero los habitantes de Janitzio han decidido apretarse el cinturón aún más, dejar de percibir los recursos que los turistas y visitantes generarían, a cambio de no correr el riesgo de que se agrave la pandemia con la llegada masiva de fuereños.
Si esa firmeza de los habitantes de Janitzio mostraran todo tipo de autoridades en el manejo de la pandemia, seguro otro gallo habría cantado ya.
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