Si el hombre fracasa en conciliar justicia con libertad, fracasa en todos:
Albert Camus (1913-1960) Escritor argelino
Según el último censo del INEGI, el de 2020, un 19.4 por ciento de los mexicanos pueden considerarse indígenas. Pues si nos atenemos a lo anticipado por Hugo Aguilar, próximo presidente de la Suprema Corte de Justicia, la administración de la propia justicia será ahora elitista, enfocada estrictamente en la cosmo visión indigenista. ¿Y los otros ocho de cada diez mexicanos?
Aguilar declaró este domingo que “llegó el día en que los pueblos indígenas pueden decidir”. ¿Solo ellos?, ¿quiere decir que los indígenas serán el alfa y el omega de la justicia a partir de ahora?, ¿para el resto de los mexicanos será el sálvese quien pueda?
Nadie duda que se trata de un segmento poblacional con el que históricamente hay una deuda en materia de impartición de justicia, pero se trata de saldarla, no de invisiblizar al resto de la población, es decir, al ochenta por ciento de ella.
En lugar de comprometer una justicia ciega e imparcial, Aguilar lo que nos está anticipando es una con los ojos bien abiertos y parcial, con el interés indigenista por delante.
¿Aguilar impulsará el matrimonio entre niños sólo porque se trata de usos y costumbres indígenas en buena parte del país?, ¿tolerará la venta de mujeres y niños por esa misma razón?, ¿el linchamiento de supuestos delincuentes será “respetado” porque es practica común en esas poblaciones?
Son ruindades que siguen existiendo y que, por deleznable que parezca, pueden acentuarse e incluso volverse “legales” a la luz de posibles decisiones de la “nueva” justicia mexicana, la de la 4T.
No es asunto menor ni descabellado. Hoy ya nada lo es en México. La conducta más demencial que se quiera, es ya viable en los tiempos estelares de la dictadura. Nada es imposible.
X@jaimelopezmtz
