Aquellos que corrompen la mente pública son tan malvados como los que roban del bolsillo público
Adlai Stvenson (1900-1965) Político norteamericano
El juez que lleva el caso del feminicidio de Jessica González Villaseñor decidió aplicar la pena mayor contemplada en el Código Penal de Michoacán para el autor, Diego Urik Mañón Melgoza. Todo apunta a que el juez actuó política y jurídicamente, con justicia.
Políticamente, porque no debe ser fácil para ningún juzgador estar en el ojo del huracán, cuando medios de comunicación, redes sociales, familiares de la víctima y del inculpado, la opinión pública en general, tienen la mira puesta en su decisión, dado que se trata probablemente del caso que más interés colectivo ha acaparado en la historia de la aplicación de la justicia michoacana. Salvo la familia y la defensa del homicida, todos los demás actores involucrados directa o indirectamente en el caso, esperaban la mayor de las sentencias, en virtud de la solidez de la acusación armada por la Fiscalía General del Estado, que no pareció dejar cabos sueltos.
Y precisamente por esa robustez de la acusación, es que en términos jurídicos todo apunta a que el juez se ciñó a la realidad y sin miramientos ha sentenciado a cincuenta años al feminicida.
Cierto, la sentencia no es definitiva. Lo es solo en el ámbito de la justicia michoacana, porque sin duda la defensa del homicida acudirá al nivel federal. Es parte de su derecho que debe salvaguardarse. En ese sentido, el caso está lejos de haberse cerrado. Las dos familias involucradas, la de Jessica y la de Diego, seguirán viviendo un infierno por un tiempo difícil de precisar, al pasar ahora al ámbito federal.
Como sea, y al margen del desenlace que el caso tenga en la justicia federal, la michoacana ha entregado buenas cuentas. Primero, la Fiscalía que armó un expediente acusatorio sin debilidades y luego el juez que se apegó a las pruebas y dictó sentencia máxima. Siempre en el filo de la navaja, la procuración y la impartición de justicia de Michoacán han salido bien libradas, con todo y la severa presión que sin duda recibieron. En medio de la tragedia que significó el asesinato de la joven maestra Jessica González, un aliento de esperanza produce la procuración y la impartición de justicia a nivel local. Veremos qué viene en el nivel federal.
Y mientras, a la pesadilla ya solo le quedan 593 días. twitter@jaimelopezmtz>
