Los políticos son como los cines de barrio, primero te hacen entrar y luego te cambian el programa
Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) Escritor español
No parecen nada halagüeñas las expectativas de la 74 Legislatura local, si tomamos en cuenta los antecedentes y el perfil de algunos de sus potenciales integrantes.
Cemeí Verdía, Fausto Vallejo Mora y Ernesto Núñez, son algunos ejemplos de perfiles, digamos “polémicos”, que podrían integrar la próxima Legislatura local; ninguno tiene impedimento legal alguno, eso queda claro y por ende no es punto susceptible de debate, pero evidentemente en lo moral ninguno resistiría una prueba medianamente rigurosa.
Verdía se ha conducido siempre en su región, allá en Aquila, en el borde de la finísima línea que separa a la gente ligada a la criminalidad y la que opera combatiéndola desde las llamadas autodefensas; imposible dilucidar en cuál de los dos perfiles embona mejor, pero la duda siempre le acompañará y los riesgos que ella conlleva le irían ligados en su potencial paso por el Congreso.
Fausto Vallejo Mora nunca ha tenido un cargo de elección ni del servicio público, pero cuando su padre fue gobernador entendió a la perfección para qué es el poder, al menos en la lógica mexicana: pocos titulares de dependencias de primer nivel de la administración faustista no sufrieron las presiones por “sugerencias” para acomodar licitaciones y compra de productos o servicios, casualmente siempre en favor de los cuates; ello, al margen de las relaciones de amistad que tiene Rodrigo, el otro vástago del ex mandatario.
Y de Núñez, ni qué decir: probó desde hace mucho las mieles del poder político y económico y está decidido a no soltarlo, con todo y la mala fama que le acompaña tras el escándalo de los moches en San Lázaro. Su paso como diputado federal, primero, y local ahora, ha sido francamente patético, pero ha aprendido que las acusaciones de corrupción e ineficacia no deben estorbar en la escalada política, y ahora tiene casi asegurado repetir como legislador, al auto palomearse en el número uno de las listas pluris del partido que se apropió, el Verde; ¿para qué gastar tres o cuatro millones en una campaña, con el riesgo además de perder la elección, si la diputación puede ser gratis? Lógica pura.
Las posibilidades de los tres son contrastables: Vallejo la lleva cuesta arriba, casi imposible, si nos atenemos al ínfimo nivel del partido que lo postula (Encuentro Social) y a la loza que significa hoy su apellido; Verdía será un auténtico volado, en función del lado para el que se cargue la balanza, del de “héroe” de las autodefensas, o del de personaje peligroso disfrazado de ellas.
En tanto, Núñez la lleva segura, hay que hacernos a la idea de sufrirlo otros tres años cobrando de nuestros impuestos como diputado, improductivo a más no poder, pero diputado.
En cada Legislatura hay de todo, luces y sombras, pero según va perfilándose, la 74 será particularmente de bajo nivel y con integrantes a los que habrá que regalar un diccionario que incluya términos como “moral”, para que no sigan en la creencia que se trata del árbol que da morad, y ética. Si no, al tiempo.
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