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sábado, julio 26, 2025

LA CENA DE NEGROS EN MORENA

Todas las madres quieren que sus hijos crezcan y sean presidente; pero no quieren que mientras tanto se conviertan en políticos

John F. Kennedy (1917-1963) Presidente de Estados Unidos

jaimelopez

 

Lo más preocupante para Morena no es la cena de negros en que ha derivado, como era fácilmente previsible, su proceso de selección de la nueva dirigencia partidista, sino la indiferencia del presidente López Obrador.

En efecto, nadie pudo haber supuesto que la elección del presidente y secretario general del partido sería medianamente tersa. Vaya, ni siquiera razonablemente civilizada. Sólo es cosa de analizar los perfiles de la mayor parte de los liderazgos del partido, más cercanos a jefes de pandilla que de grupos políticos, para augurar que el proceso se desbordaría a las primeras de cambio, como efectivamente ha sucedido.

El ansia de poder de los liderazgos intermedios y la soberbia que se ha engullido a la militancia, son factores que impedían, desde un inicio, un proceso ya no digamos democrático, sino siquiera algo cercano a lo civilizado.

Pero, decíamos, el problema no es ese. En realidad, la preocupación que debieran tener los liderazgos morenistas es la evidente indiferencia mostrada por López Obrador. Nadie puede suponer que ello sea producto de su talante democrático y el compromiso de no intervenir en las decisiones de su partido. López Obrador es todo, menos un demócrata.

Lo que claramente explica esa indiferencia suya hacia el aquelarre que se traen en su partido, es que Morena, como remedo de partido, ya le es más un estorbo que una ayuda al presidente. Éste supone que está tan encima del partido, que ya no lo ocupa. Pero que así lo lea López Obrador, no significa que se corresponda con la realidad. Su ensoberbecimiento parece empezar a nublarle la vista y ¡aguas!, porque minimizar a su partido y suponer que ya no lo ocupa, puede ser el principio del fin para él.

Con todo el poder acumulado en menos de dos años, pero López Obrador aún requiere, y de hecho más que nunca, a Morena en el 21, particularmente para garantizar mantener el control en San Lázaro. Ya probó un reciente revés: el PT, que siendo obviamente otro partido es, o era, un aliado incondicional, le dio parcialmente la espalda en la reciente votación para eliminar los fideicomisos. Ya se sabe que PT asume posiciones de cierta independencia, sólo para encarecer sus servicios, cual meretriz de la política. Pero, como sea, ya fue una llamada de atención para López Obrador, porque aún en Morena puede haber una insurrección interna, ya de cara al 2024.

Así que más le valdría al presidente no jugarle tanto al demócrata e intervenir para poner alto a la revolución que se gesta al interior de su partido, antes de que también a él se le salga de control. Eso, suponiendo que aún esté a tiempo.   twitter@jaimelopezmtz     jaimelopezmartinez@hotmail.com

 

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