Un político corrupto siempre será apoyado por un fanático sin cerebro
Anónimo
La Cofepris es el organismo gubernamental responsable de verificar la calidad de prácticamente todo lo consumible por el organismo humano, en este caso de los mexicanos, desde alimentos hasta vacunas. Y de que está conformado por expertos absolutamente calificados, médicos especialistas sobre todo, no hay ninguna duda. De hecho, como modelo está considerado como uno de los mejores a nivel mundial.
Y si bien es organismo institucional, es decir, del Estado Mexicano, se había manejado hasta ahora con independencia de criterio en la toma de decisiones, y éstas siempre gozaron de credibilidad por estar sustentadas en argumentaciones científicas, no políticas ni económicas. Por lo menos esa fue la regla general con que se condujo siempre, sin que haya estado exenta, claro, de polémicas o posibles actos irregulares. Pero en general, hay, o había, credibilidad y confianza en sus decisiones.
Pero hace apenas unos pocos meses, empezó a cavar su tumba en lo referente justo a la credibilidad y la solvencia ética en sus decisiones, cuando el presidente López Obrador le entregó el organismo al doctor muerte, al ineficaz e inepto Hugo López Gatell. Y comienza a pasar lo que era inevitable: la pérdida de confianza en la Cofepris.
De hecho, su primera prueba de fuego, ya en la trágica era Gatell, es la autorización para la vacuna rusa contra el covid. ¿Quién puede suponer que dicha autorización fue libre, tomada por los científicos y especialistas del organismo, cuando ya López Obrador había comprometido su compra a Valdimir Putin? Por un golpe de suerte para el gobierno mexicano, The Lancet, la prestigiada revista científica británica, avaló la vacuna rusa, porque eso de alguna forma legitimó su compra. Pero con o sin aval de la revista, México ya había comprometido adquirir 24 millones de dosis, pese a que la Organización Mundial de la Salud no la ha validado.
Es decir, la Cofepris autorizó la vacuna no porque evaluó los protocolos científicos de su elaboración, sino por órdenes de López Gatell, que a su vez ejecutó las que recibió del presidente. Eso no significa que la vacuna rusa no sirva. Es altamente probable que sí. El punto es que la Cofepris la autoriza por instrucción presidencial, no por estudiarla médica y científicamente.
Es la nueva Cofepris, la de la 4T. La Cofepris política, no científica.
twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com