La política, tal como se entiende comúnmente la palabra, no es más que corrupción:
Jonathan Swift (1667-1746) Escritor irlandés
Clara Brugada, la jefa de Gobierno de la Ciudad de México, ha anunciado otro programa asistencial, en una medida con la que ella supone irá cimentando su camino al 2030, donde se asume con altas posibilidades de ser candidata presidencial.
Ahora, el programa cuatroteísta en la capital del país contempla ocho mil quinientos pesos mensuales durante doce meses a jóvenes menores de treinta años, que no trabajen y que tengan dependientes económicos.
Brugada sabe el caminito marcado por López Obrador: toda pensión, beca, apoyo, dádiva, o como se le quiera llamar, le reditua al gobierno en votos. Es apuesta segura. No importa que el programa no tenga pies ni cabeza desde el punto de vista económico y que constituya en una coladera de dinero público, sin fondo ni forma de contener.
Estadísticas del INEGI demuestran que más de la mitad de los menores de treinta años que trabajan, lo hacen en la informalidad. Por tanto, no están dados de alta en Hacienda ni en el IMSS, ni cotizan al Infonavit, y podrán presentarse a cobrar sus ocho mil quinientos pesos cada mes, porque no hay registro oficial de que trabajen. Justificar dependientes económicos lo harán con la mano en la cintura, aunque sea falso, dada la fragilidad de la normativa gubernamental en ese tipo de programas.
Es claro que ni a Brugada ni a nadie en la 4T le importan esos factores. Llegaron al gobierno y con él a los presupuestos para dilapidar, asegurándose, claro, primero de llenar las alforjas propias.
Ningún programa asistencial ha logrado disminuir la pobreza. Se justifican en países con marcada desigualdad social pero sin que sean el soporte del crecimiento económico. Éste solo se logra con inversión productiva privada, la cual a su vez se incentiva con estabilidad, seguridad y certeza jurídica, nada de lo cual hay en México.
Con reglas claras, el gobierno sí tiene obligación social con los más desposeídos, pero no como acciones chantajistas de intercambio de votos. No es el caso de lo que sucede con la 4T.
Seguro no faltarán gobernadores morenistas que copien la “innovación” de Brugada. Total, el presupuesto es para dilapidar, sobre todo cuando no hay quien lo supervise.
X@jaimelopezmtz