Un banco es un lugar que te presta dinero, si puedes probar que no lo necesitas
Bob Hope (1903-2003) Artista británico
El dato puede ser mucho más revelador de lo que en primera instancia pudiera parecer: en Morelia comienza a aumentar significativamente el delito del robo de alimentos en comercios, reconocido por la propia autoridad municipal.
No es desde luego un ilícito nuevo, pero sí llama la atención que comience a registrarse en niveles inusitados, y ello bien podría ser resultado de la crisis económica, producto a su vez de una mortal combinación de dos calamidades: un gobierno ineficaz en materia económica y la pandemia del covid-19.
Cuando los especialistas hablan de la pérdida de cientos de miles de empleos, acaso ya de millones en el último semestre del año, la opinión pública suele tomar ese tipo de informes de manera abstracta, etérea, como si ocurrieran en otro mundo. Pero que el robo de alimentos en negocios comience a presentarse como un fenómeno delincuencial de peso en esta capital, como seguramente sucede en la mayor parte del país, es un síntoma de que la crisis es real, que ya nos alcanzó.
Cierto, en algún porcentaje ese ilícito puede explicarse como parte del que de manera común y corriente se presenta en nuestra sociedad, pero seríamos muy cínicos si no alcanzamos a percibir en el fenómeno un rasgo de una crisis económica a gran escala.
Y lo peor: que esto es apenas un atisbo de lo que está por venir. Si nos atenemos a las previsiones de los especialistas, no a las del gobierno, amañadas, tendenciosas, no será el siguiente, sino los próximos cuatro o cinco años, al menos, los que podemos hacernos a la idea de vivirlos en medio de una crisis económica que las tres últimas generaciones no hemos conocido. Y eso, si es que el gobierno hace lo necesario para que no se alargue el fenómeno recesivo. Huelga aclarar que esta última premisa se está presentando justo al revés: el gobierno no está haciendo nada por afrontar la crisis, más bien parece buscar su alargamiento en el tiempo, bien sea por ineficacia o por omisión, que para el caso es lo mismo.
Así pues, y sin afán de ser catastrofista, bien nos caería ir ajustando nuestra realidad a un porvenir nada halagüeño. Al tiempo.
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