Una nación que gasta más dinero en armas que en programas sociales, se acerca a la muerte espiritual
Martin Luther King (1929-1968) Pastor y activista norteamericano
A ver: si el presidente López Obrador ha advertido, una y otra vez, que su intención no es ir contra los criminales, ni siquiera contra las cabezas de los cárteles, por aquello de que lo importante es garantizar la paz a los mexicanos, ¿para qué quiere una Guardia Nacional, y para qué tanto empeño en que sea aprobada tal y como él la pretende?
La pregunta no es ociosa, aunque en primera instancia pudiera parecerlo; es claro, que por descabellado que se vea, el tabasqueño sí cree en el perdón y olvido para los criminales, y sí será, por ende, esa la política de estado que impulse.
Es debatible y polémica esa visión, pero es la de él y sólo el tiempo dirá si fue correcta; en lo personal no tengo duda que será desastrosa para el país, y que el perdón y olvido oficial, que no de la sociedad, hacia los delincuentes, será el último clavo en el ataúd antes de enterrar las esperanzas de que alguna vez México salga de las garras del crimen organizado.
Pero, como sea, esa es la política que en materia de seguridad ha decidido impulsar el lopez obradorismo, y para la cual las policías y las mismas fuerzas armadas salen sobrando: ¿para qué existirán si no se confrontará a los criminales, a la espera mejor de que éstos se arrepientan y vuelvan al camino del bien, sólo porque se los pide el líder religioso disfrazado de presidente?
Pues en esa lógica, no queda sino colegir que el objetivo del presidente con su Guardia Nacional, no será otro que asegurarse la lealtad de las fuerzas armadas y policiacas, no para ir y encarar a los criminales, sino para garantizar la estabilidad del presidente y de su régimen.
Dado el perfil del presidente, es obligado remontarse a los regímenes dictatoriales, en los cuales el primer y más importante paso del gobernante es asegurarse la lealtad del Ejército y de las corporaciones policiacas, para tener garantizado el control de las voces disidentes y críticas y para mantener a raya a los grupos opositores o “desestabilizadores”, como suelen ser llamados todos los que se atreven a fustigar al gobierno en ese tipo de dictaduras.
Así, ¿cómo porqué tendría que ser diferente con López Obrador? Su perfil, su pasado y presente, su visión de las cosas, su ideología, su intolerancia y sus propias palabras, lo delatan: la Guardia Nacional será “su” guardia, no la de los mexicanos, será la guardia de la cuarta transformación, la que garantice que nadie ose cuestionar y criticar al presidente, muchos menos, oponerse con hechos a su régimen. Si no, al tiempo.
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