Para tener enemigos no hace falta declarar una guerra; solo basta decir lo que se piensa
Martin Luther King (1929-1968) Pastor bautista
Para “no poner en riesgo la investidura presidencial”, lo que sea que eso signifique, Andrés Manuel López Obrador canceló este jueves en definitiva toda posibilidad de recibir a Silvano Aureoles. El presidente justifica su negativa en el hecho de que el gobernador michoacano insiste es plantearle temas relacionados con las elecciones. “Politiquerías”, dice. Ni tardo ni perezoso, Aureoles reviró, aclarando que él respeta la investidura presidencial, pero le pide a López Obrador que a su vez respete la de un gobernador.
El michoacano claramente logró lo que se proponía: posicionó en la opinión pública nacional, e incluso internacional, que el narco ha avanzado tanto en su injerencia en los procesos electorales, que es altamente probable que en 2024 imponga al sucesor de López Obrador.
Sin embargo, creo que hoy debe cambiar su estrategia de presión hacia el presidente, o complementarla en todo caso: mientras mantenga el tema del peligro de las narco elecciones, dará pie a que el inquilino de Palacio Nacional justifique su negativa a reunirse con él, dado que en estricto sentido no es un asunto de su competencia directa, más allá de que cualquiera de interés nacional debiera ser competencia de un presidente.
Me parece que Aureoles arrinconaría al presidente, si le solicita una audiencia ya no con el tema de las narco elecciones, que a fin de cuentas posicionado está, sino para tratarle la problemática de inseguridad, de salud y de finanzas, por ejemplo, del estado. Con una agenda así, desarmaría a López Obrador, porque éste ya no podría aducir que ese tipo de temas no son de la incumbencia presidencial. Y además, Aureoles mataría un segundo pájaro con el mismo tiro: rebatiría a quienes le critican que se ha desentendido de los problemas de Michoacán, por enfocarse en el de las narco elecciones en el país. Demandar ser recibido por el presidente para exponerle la problemática social del estado, no puede ser cuestionado por nadie.
Está claro que Aureoles tiene exasperado al presidente, le ha ganado la partida mediática, pero redondearía su faena subiendo a la agenda la problemática estatal, y vaya que ahí hay tela de dónde cortar. Veremos.
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