La libertad nunca es dada; se gana:
Philip Randolph (1889-1979) Activista y lideresa sindical estadounidense.
¿Cómo será la justicia en México con los nuevos juzgadores que entrarán en funciones en los próximos meses, tanto federales como en los estados, dado que resultaron vencedores de la farsa de votaciones que organizó el desacreditado INE por órdenes de la 4T?
Es una pregunta recurrente, formulada lo mismo por los detractores de la reforma que dio paso a la pulverización del Poder Judicial, como por sus aplaudidores.
No es difícil aventurar la respuesta. Un par de casos ayudan a ilustrar el tipo de “justicia” que se nos viene:
En Campeche, la folclórica y populista gobernadora Layda Sansores demandó al periodista Jorge Luis González Valdés por los delitos de “incitación al odio y la violencia” en contra de ella. Sansores contó con la complicidad de la jueza Guadalupe Martínez Taboada, que le prohibió al comunicador ejercer más su actividad, y le ordenó cerrar su medio noticioso digital. Todo, por ser un pertinaz crítico de la gobernadora.
En tanto, en Puebla el mandatario Alejandro Armenta ordenó a sus diputados aprobar una reforma que tipifica el delito de “ciberasedio”, que aplicará para quienes por medio de las tecnologías de la información insulten, injurien, ofendan, agraven o vejen a otra persona, con la insistencia necesaria para causarle un daño o menoscabo en su integridad”. Armenta sabe que ningún juez se atreverá a darle palo a su dictatorial reforma.
Los casos de Campeche y Puebla son puntual reflejo del tipo de jueces que tendremos, oficiosos con la 4T, porque ésta puede destituirlos o hasta encarcelados si no hacen “bien” su trabajo. Ello, a través de los tribunales de disciplina judicial que el gobierno controlará íntegramente. Pero además, son evidencia de las decisiones tiránicas que los gobernadores de la 4T comenzarán a aplicar, seguros de la docilidad de los nuevos juzgadores.
Así que ya podemos irnos haciendo a la idea de que más nos vale no confrontarnos con nadie del poder público, porque se acabó la certeza de que siempre habría en última instancia un juez que contuviera los excesos gubernamentales. Los jueces serán ahora “jueces de la transformación”, o lo que es lo mismo, jueces a favor de la 4T y del gobierno, que para el caso es lo mismo. Sálvese quien pueda. X@jaimelopez