Cuando una cosa está hecha, no mire hacia atrás: mire su próximo objetivo
George Marshall (1880-1959) Militar norteamericano
Leo y escucho mil y un análisis y reflexiones sobre las causas de la libertad recobrada por Elba Esther Gordillo, desde jurídicas, pragmáticas y políticas. A cual más respetable, claro.
Empero, no tengo duda de que se trata de un caso extremadamente fácil de entender: la poderosa lideresa magisterial cayó en desgracia y sale de ella, porque así convino y conviene al poder público. Punto.
Primero: Gordillo fue detenida, porque al incipiente gobierno de Enrique Peña Nieto le convenía sacarla de circulación, dada su férrea oposición a la reforma educativa. Ella sí era capaz de desbarrancarla. Peña maniobró para sacar adelante su reforma insignia con PAN y una fracción del PRD, la necesaria, como para arriesgarse a perderla por culpa de Gordillo. Así que había que ponerla fuera de circulación.
Y sí, había que dejarla fuera de circulación, pero tampoco era cosa de enviarla a prisión veinte años, como sea, es parte del poder, parte de la élite. Por eso, jamás se le fincaron cargos que en verdad le hubieran significado cadena perpetua, por su edad, sino algunos como delincuencia organizada y lavado de dinero, que la PGR sabía que nunca probaría, pero que eran suficientes para mantenerla fuera de circulación cinco años. Es decir, no había que sentenciarla, sino tenerla en proceso cinco años. Con reloj suizo se cumplió la estrategia.
Y cumplido ese plazo, cuando el gobierno peñista fenece y además la reforma educativa ve sus últimos días, dado que Andrés Manuel López Obrador ya le ofreció a la Cnte derogarla, es el momento de que Gordillo recobre la libertad, porque ahora además es protegida por Morena y el propio presidente electo. Así como en 2013 al gobierno peñista le convenía privarla de la libertad, ahora al amlista le conviene liberarla. Para aquel era un obstáculo, para éste es una aliada.
Y si hay dudas, sólo basta ver la actuación de los jueces: mientras estuvo vigente el gobierno de Peña, ningún juez osó dejarla en libertad, pero ahora que ya no pesa y hay una nueva fuerza gubernamental, que además es aliada de Gordillo, un juez de inmediato le decreta la exoneración. ¿Así o más oficioso el Poder Judicial?
Así de sucia es la justicia mexicana. El tema no pasa por análisis jurídicos. Estamos en México, donde todo pasa por el interés del poder público.
Elba Esther Gordillo cumplió su ciclo en la cárcel. Ahora le toca cumplirlo fuera, con López Obrador. Ella, como gente del sistema, lo sabe.