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jueves, julio 31, 2025

LA MILITARIZACIÓN QUE VIENE

Podrán cortar todas las flores, pero no detener la primavera

Pablo Neruda (1904-1973) Poeta chileno

 

jaimelopezPor si quedaba alguna duda aún, el presidente López Obrador acaba de disiparla: el país va directo a una peligrosísima militarización. Esa misma que él siempre fustigó acremente y de la que ahora echa mano para asegurarse, en su lógica, el respaldo de las armas en el 2024.

El presidente está jugando con fuego. Anuncia que por decreto suyo la Guardia Nacional será absorbida íntegramente por la Secretaría de la Defensa Nacional, lo que significa violar tres cosas: su palabra, la ley que dio origen a ese cuerpo amorfo, y la propia Constitución.

Al presidente le es indiferente violar la ley, ya sabemos, lo mismo que las tareas de seguridad pública. ¿Entonces qué busca con su anunciado decreto? Una sola cosa: empoderar más y más a las fuerzas militares, a los altos y privilegiados mandos para ser más específicos, a fin de garantizar su lealtad y respaldo si le es necesario en el 24 porque las elecciones no resultaran como él está previendo.

Es válido que busque el triunfo de su partido, pero está decidido a alcanzarlo por las buenas o por las malas. Y si no es en las urnas, desde ahora hay que advertirlo: echará mano de cualquier recurso para no entregar la Presidencia a la oposición, para lo cual debe contar, antes que otra cosa, con el respaldo del Ejército, a fin de sofocar cualquier brote de protesta partidista o ciudadana.

Por eso lo ha puesto a hacer negocio con la construcción de sus obras faraónicas pero multimillonarias; por eso lo tiene en el jugoso negocio de vigilar las aduanas; por eso lo ha puesto a operar el aeropuerto que nadie usa; por eso le dará las utilidades del funcionamiento del Tren Maya, si es que alguna vez llega a ser negocio. Y por eso ahora le permitirá engullirse a la Guardia Nacional.

Con unas fuerzas militares así de privilegiadas en lo económico, López Obrador supone que le serán fieles hasta el extremo de terminar de pulverizar lo poco de soporte institucional que está dejando su presidencia imperial. Y, lo peor: es muy probable que tenga razón. Y a la pesadilla le quedan todavía 784 días.

twitter@jaimelopezmtz

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