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viernes, agosto 15, 2025

LA PACIENCIA DE BEDOLLA COMIENZA A PERDERSE

Cuanto más siniestros son los deseos de un político, más pomposa, en general, se vuelve la nobleza de su lenguaje

Aldous Huxley (1894-1963) Escritor británico

 

jaimelopezDemasiado rápido, pero el gobernador Ramírez Bedolla comienza a perderle la confianza a Carlos Torres Piña, su secretario de Gobierno. Y no es infundado el recelo del mandatario: su segundo de a bordo claramente ha comenzado con el pie izquierdo su paso por la administración estatal.

La conflictividad social ha rebasado a un pasmado secretario de Gobierno, que prácticamente se ha convertido en un convidado de piedra en el gabinete de Ramírez Bedolla. No fue capaz de armar con la eficacia que demandaba el gobernador un esquema coordinado con los alcaldes para que se sumaran al mando unificado policial. Solo los ediles morenistas lo hicieron, y eso porque no les quedaba de otra, para ellos era obligado, pero quedaron fuera priistas, panistas y perredistas, en mucho por la falta de oficio y hasta de elemental cortesía política de Torres Piña, que no tuvo el tacto para maniobrar con la finura y la anticipación que un tema tan delicado requería.

Por otra parte, el gabinete de Ramírez Bedolla es un desastre en términos de cohesión. A menos de dos meses de iniciado, al interior del equipo de primer nivel del gobernador se suman los reclamos –que no necesariamente trascienden- por la falta de liderazgo. Y ser cabeza del gabinete, aunque sea un nombramiento fáctico, es la principal función del secretario de Gobierno.

La relación con los poderes legislativo y judicial, otra de sus tareas fundamentales, ni siquiera ha podido despegar. El problema es que Torres Piña no parece haberse despojado de su ropaje partidista, y se conduce no como secretario de Gobierno, sino como líder de tribu morenista, aunque su corazón siga latiendo por el amarillo y el negro.

Pero donde más se ha acentuado su falta de oficio político o, peor aún, su interés y compromiso como cabeza de gabinete, es en el desastre absoluto creado por el cártel centista y que ha vuelto de cabeza a Morelia un día sí y otro también.

Ya se sabe que las exigencias de la Cnte son descabelladas, ilegales y chantajistas, pero siempre han sido así. Se sabe también que difícilmente tendrán una respuesta positiva del gobierno, porque son todas descabelladas, pero es su comportamiento histórico. No es que los anteriores gobiernos hayan solucionado la problemática magisterial, pero es la primera ocasión en que de plano la Cnte no encuentra un interlocutor en gobierno del estado. La principal obligación en ese sentido no es ni siquiera del titular de Educación, sino del secretario de Gobierno, habida cuenta que la problemática generada no se reduce a lo educativo, sino que trasciende a lo social.

De todo ello toma nota Ramírez Bedolla, quien, de acuerdo con fuentes gubernamentales, comienza a perder la paciencia y a desesperarse con la ineficacia de su secretario de Gobierno. O éste se ubica y asume a plenitud su encomienda, o el gobernador acaso no le tenga paciencia más allá de la prudente y más pronto que tarde se vean los primeros movimientos en el gabinete. Si no, al tiempo.

twitter@jaimelopezmtz

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