En política, lo importante no es tener razón, sino que se la den a uno
Konrad Adenauer (1876-1967) Político alemán
¿Cuál es el pecado de Silvano?, ¿cuál es su traición? El perredismo se rasga las vestiduras por la decisión del gobernador de manifestar su apoyo a la candidatura presidencial del priísta José Antonio Meade.
Cierto, no es lo común ese tipo de respaldos, pero debe ponerse en una justa dimensión y en su contexto correcto.
Primero, parece que todo mundo olvida que el PRD no tiene candidato a la presidencia. De haberlo, por supuesto cabría calificar como traición que un perredista apoyara a un aspirante de otro partido. No es el caso. El PRD, ya se sabe, apoya a un panista, Ricardo Anaya.
Segundo, el “acuerdo” para la nominación de Anaya fue de exclusiva autoría de las dirigencias nacionales, de hecho, jamás avalado por las bases de ninguno de los dos partidos. Sin ser base precisamente, Aureoles nunca participó del acuerdo y en la práctica, siempre lo reprobó, incluso públicamente. Jamás avaló que el candidato del PRD fuera Anaya, el panista.
Tercero, si en algún partido no hay autoridad moral para fustigar a Aureoles, por “traición”, es en el PRD. La traición es el sino de ese partido, históricamente hablando; ahora, son cientos, miles los perredistas que han dado la espalda a su partido para subirse al barco lopezobradorista.
Cuarto, Aureoles no se convierte en priísta, deja en claro que apoya a un candidato priísta en esta ocasión y expone sus argumentos. Si son válidos, es ya digno de análisis aparte: pueden o no serlo, para él sí.
Y quinto, se valide o se critique su decisión, o incluso se muestre indiferencia hacia el tema, una cosa no puede regateársele: tiene los pantalones para jugar por una apuesta, hay que decirlo, de altísimo riesgo. Lo más fácil, hoy, para perredistas, panistas, priístas, es irse con López Obrador, con sus veinte puntos de ventaja en las encuestas.
Aureoles echa su resto por la apuesta más cara, y eso, en política, como en la vida, es lo más difícil. Pudo haberse ido por el camino pavimentado de no decantarse abiertamente por nadie, y así quedaba bien con todos. Abrirse de capa tiene sus riesgos, si ganan López Obrador o Anaya seguro no la pasará bien. Ese riesgo lo tomó y, guste o no, no cualquiera lo hace, menos en política, donde sus participantes suelen irse por la vía fácil, por la apuesta al más probable ganador.
El michoacano dice que Meade es la mejor opción para México. Es tan válido como quien argumenta que la mejor opción es Anaya, o quien se decanta por López Obrador o por cualquier otro de los candidatos. Meade es, para Aureoles, “el bueno”. Si no hay un candidato perredista jugando, ¿cuál es el problema? Meade puede o no ser el mejor candidato, es valoración personal, a cual más respetable, pero el deporte nacional es hacer una tormenta en un vaso de agua.
Por lo demás, solo el tiempo dirá qué puntería tuvo. jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>
