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domingo, julio 27, 2025

¿LA ÚLTIMA ELECCIÓN?

Si no luchas contra la corrupción, acabarás formando parte de ella

Joan Baez (1941-?) Artista norteamericano

jaimelopezEl presidente López Obrador ha arrancado en pos de su auténtica joya de la corona: una reforma que le garantice tener al árbitro de su lado en las elecciones del 24. Para ello le es preciso reformar la Constitución, a fin de que la designación de los nuevos consejeros electorales, que sustituirán a los cuatro que dejarán su asiento en abril del próximo año, sea por votación ciudadana y no por decisión del Poder Legislativo.

En ello radica todo el meollo de la reforma electoral que impulsa López Obrador. A él lo que menos inquieta es si con dicha reforma se fortalecen los esquemas democráticos y equitativos en los procesos de elecciones. Su única obsesión es lograr tener mayoría en el Consejo General del INE.

El tabasqueño parece tener ya todo de su lado para la madre de todas las elecciones, la presidencial del 24: tiene asegurado el apoyo militar, el de los cárteles de la criminalidad, el de sus ejércitos de becarios, el de la mayor parte de los gobernadores, el del Poder Judicial. Todo se lo ha ido acomodando, por las buenas o por las malas. Todo, menos el INE. El árbitro de electoral es su obsesión, la piedra en el zapato, su gran preocupación para el 24.

Y es que así como está conformado, el INE es la única instancia institucional que sigue empeñada en defender su autonomía frente al poder avasallador de López Obrador. Así como está hoy, el presidente no solo no cuenta con el INE, sino que su autonomía es un lastre que está decidido a eliminar.

Amlo no puede arriesgarse a ir a la guerra del 24 sin la connivencia del INE, de ahí su empeño en eliminarle su grado de independencia, y la única manera de hacerlo es asegurándose que el Poder Legislativo designe a los cuatro nuevos consejeros que él determine, a fin de que se vuelvan en obscenos títeres suyos.

Ahí es donde echará su resto, pero ahí es donde también la oposición debe poner toda su atención, porque enfrente tiene a un titular del Ejecutivo dispuesto a cumplir su obsesión por las buenas o por las malas.

Casi cualquier otro punto que incluya la inminente reforma electoral, sea de la 4T o de la oposición, puede pasar a segundo nivel en términos de importancia; el meollo de la reforma no es otro que el método para elegir a los nuevos consejeros. La oposición no puede bajo ninguna circunstancia ceder en ese punto, porque si lo hace es altamente probable que la del 24 sea la última elección de verdad que viva la actual generación de mexicanos. Así de grave el panorama. Lo preocupante es que ya sabemos que una buena parte de legisladores de oposición son fácilmente «convencidos» de apoyar a la 4T en votaciones trascendentes. Aguas, insisto, puede ser la última elección de a deveras en muchos, muchos años en México. Al tiempo. Y a la pesadilla todavía le faltan 713 días. twitter@jaimelopezmtz>

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