Lo decisivo para actuar en política es la pasión moral
Theodor Heuss (1884-1963) Político alemán
No es fácil de explicar el empecinamiento de la bancada de Morena en el Congreso del Estado, de meter con calzador a dos perfiles en la lista de diez aspirantes al cargo de Fiscal General, a todas luces cuestionables: Miguel Ángel Arellano y Miguel García Hurtado.
Sólo dos hipótesis podrían apuntarse: una, que a sabiendas de que son dos candidatos que difícilmente pasarían el tamiz ni del Ejecutivo ni de una eventual votación en la terna final entre los propios diputados, los incluya Morena en la lista de diez como carta de negociación con el gobernador Aureoles: ni el tuyo ni el nuestro, mejor un tercero en discordia, con lo que desbarrancarían a Adrián López Solís, el objetivo medular en esa lógica.
Y dos, que de plano Morena sí pretenda empujar por uno de entre Arellano o García Hurtado, no como mecanismo de negociación, sino porque ya sin tapujos busque el retorno de alguno de ellos a una responsabilidad que ya tuvieron en los gobiernos de Lázaro Cárdenas Batel y Leonel Godoy.
Pero resulta que justo en esos gobiernos, es en los que la criminalidad comenzó a sentar sus reales en Michoacán y a adueñarse, literalmente adueñarse, de la vida de los michoacanos. Circunstancialmente o no, pero nadie puede negar que fueron los tiempos más nefastos en términos de inseguridad y del hacer a sus anchas del crimen organizado.
Luego entonces, ni Hurtado ni Arellano tienen cartas credenciales suficientes para pretender ser fiscales, y sólo les queda ser la posición de la bancada de Morena, que parece seguir la instrucción marcada por los ex gobernadores Cárdenas y Godoy, hoy de nueva cuenta encumbrados al más alto nivel en el poder público federal, sobre todo el primero.
Morena juega también con la carta de Ignacio Mendoza Jiménez, con un paso prácticamente no cuestionado por las áreas de la procuración de justicia en los mismos tiempos del batelismo y el godoyismo. Son las tres cartas de Morena, dos que difícilmente pasarían por las dudas que generaron en la Procuraduría de Justicia y uno que, sin esa sombra de duda, al ser posición morenista igual sería rechazada por el resto de las bancadas, aunque en ese caso más por cuestiones de estrategia política. Diferente sería que la carta prioritaria de Morena fuera Mendoza, pero resulta que es al revés.
Este viernes la lista llega a la oficina del gobernador, el cual tiene diez días para devolver una terna al Congreso. Vienen días de fuerte estira y afloja. No es asunto menor, es la designación de un fiscal autónomo, que lo será por la friolera de ¡nueve años! y que, en los hechos, será un vicegobernador por el poder, legal y fáctico, que concentrará. Veremos qué sigue.