No vive el que no vive seguro:
Francisco de Quevedo (1580-1645)
Escritor español
Alfonso Martínez y el propio Alejandro González Cussi no han querido ahondar en los detalles de la renuncia o cese de este último a la Comisión de Seguridad de Morelia.
En esa lógica, es de esperarse que su salida no haya sido resultado de presiones del gobierno estatal, pero tampoco de la andanada de golpes mediáticos y políticos que los hermanos Valencia, Guillermo y René, le endilgaron el último año como estrategia de debilitamiento a través de redes sociales.
Quiero pensar que la salida de Cussi tampoco obedeció a algún acto de corrupción o desviación de responsabilidades como jefe de la Policía capitalina. El video donde se ve a oficiales ingiriendo en un establecimiento comercial algo que parece cerveza, aunque ellos y el alto mando aseguren que eran líquidos sin alcohol, es un asunto delicado que ameritaría el cese de ellos, pero no de un comisionado.
Hay quien dice que la renuncia fue por “estrategia política” para no desgastarlo más, pensando en retos de mediano y largo alcance, lo que sea que eso signifique. Es probable que esa pudiera ser la razón. Es viable especular esas y.otras hipótesis, ante la falta de claridad en las causas.
Lo más cuestionable sería que Cussi hubiera salido como parte de una negociación gobernador-alcalde, de tintes políticos, pero que derivara en la firma de la incorporación de la Policía moreliana al mando unificado estatal, que es el anhelo de la Secretaría de Seguridad y a lo que Alfonso Martínez y el propio Cussi se han negado sistemáticamente.
Por lo pronto Pablo Alarcón, el sempiterno número dos de la Policía capitalina, ha quedado al frente temporalmente. Se tienen buenos comentarios de él, pero no hay seguridad de que esté plenamente capacitado para hacerse cargo, ya sin nadie arriba suyo, del cuerpo policiaco. Veremos si se clarifican los escenarios en los próximos días. O quizá se enreden más. X@jaimelopezmtz