Vota por aquel que prometa menos, será el que menos te decepcione
Bernard M. Baruch (1870-1965) Político norteamericano
Fausto Vallejo aclara que no es por capricho que busca una vez más ser alcalde de Morelia, sino por “convicción”, y además rechaza tener cola que le pisen, esto último en referencia a su paso polémico por la gubernatura y desde luego los evidentes vínculos de uno de sus hijos con criminales.
Por supuesto que Vallejo está en todo su derecho de asegurar que busca la alcaldía por convicción, pero francamente es complicado aceptar que la ambición por el poder y todo lo que él conlleva, no sea su móvil para tratar de volver a los primeros planos de la actividad gubernamental.
La ambición política o tratar de asegurarse que la priista Daniela de los Santos no gane la elección municipal, son las dos únicas alternativas que encuentro para explicar la nueva incursión de Vallejo en un proceso electoral.
Y es que para ser francos, aún sus seguidores no entienden bien a bien qué es exactamente lo que pretende, porque todo parece jugarle en contra: uno, ya no tiene el capital político y humano de hace una década, 2) su paso por la gubernatura fue tan lastimoso que su imagen quedó absolutamente maltrecha, 3) la actuación de sus hijos precisamente cuando fue gobernador, son un lastre que no le dejará nunca, menos cuando intente alcanzar objetivos electorales, 4) juega en este proceso electoral lejos de una posición de favorito, vaya, ni siquiera de contendiente serio, toda vez que hay al menos otros tres más fuertes.
Con todos esos factores claramente en contra, y que alguien de su experiencia política sabe leer, es difícil entender, pues, qué busca Vallejo al secuestrar al Partido Encuentro Social y prácticamente obligar a sus dirigentes a nominarlo candidato y de hecho a romper con mismísimo Andrés Manuel López Obrador.
Hay una alternativa más: que se suba a la elección sabiendo que no va a ganar, pero que busque que lo haga su hijo, que seguro será candidato a diputado también por el mismo PES, el nuevo partido propiedad de la familia Vallejo.
Francamente, no veo otra posible razón para su retorno a la política, con todo el lastre que trae a cuestas. Sólo el tiempo dirá cuál de ellas era la correcta.
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