Luchar contra la corrupción no es asunto de una sola noche
Olesegun Obasanjo (1937-?) Presidente de Nigeria
Sí Lázaro Cárdenas Batel tuviera un mínimo de dignidad, este mismo martes hubiera renunciado a su cargo de jefe de asesores de Andrés Manuel López Obrador.
El ex gobernador michoacano se encuentra en una situación francamente penosa: su jefe, el presidente de la República, ha puesto ya a su padre, Cuauhtémoc Cárdenas, en su lista de adversarios, por tener la osadía de formar parte, aunque sea en la etapa inicial, del proyecto que dio vida al Colectivo por México, que aglutina a personalidades de diversa posición política e ideológica, pero que tienen en común advertir que el país está a un paso del precipicio de la mano de López Obrador. El ingeniero Cárdenas hizo un tibio deslinde de ese movimiento, pero no le alcanzó para que el presidente no lo enviara al baúl del conservadurismo.
Ello coloca a su hijo Lázaro en una situación harto difícil: es subordinado de alguien que ha descalificado moralmente a su padre. Es momento de definiciones, dijo este martes López Obrador. En eso tiene razón y Batel debe definirse: está del lado de su padre o de su jefe. Imposible estarlo de los dos.
Cualquiera con un mínimo de dignidad y de amor filial, no dudaría. Sí Lázaro se queda en Palacio Nacional habrá optado por el presidente, por más vergonzoso que sea. Claramente, no es el dinero de un buen empleo el que le tiene en ese lugar, sino el poder político. Y la ambición por éste no es en sí criticable para quienes se dedican justo a eso, a la política, mientras no trastoque límites razonables. La dignidad es uno de esos límites, acaso el más relevante.
En realidad, Lázaro es el prototipo del concepto de «florero» de Palacio, como se la conoce a todos aquellos «colaboradores» de López Obrador que no tienen el menor peso, la menor injerencia en la toma de decisiones. Su rol de «coordinador de asesores» es un burdo membrete. Que esté o no él ahí es exactamente lo mismo incluso para el presidente. Es un auténtico cero a la izquierda, así que renunciar no equivaldría a generar ningún tipo de problemas al tabasqueño. Acaso todo lo contrario.
Pero mucho me temo que Lázaro se mantendrá en esa intrascendente posición, sin considerar que sirve a quien ahora es adversario de su padre y, peor aún, que traicionó a su progenitor luego de que éste le catapultara a las grandes ligas de la política. Veremos de qué está hecho el tercero de la dinastía Cárdenas.
Y a la pesadilla ya solo faltan 608 días. twitter@jaimelopezmtz>