Sin democracia, la libertad es una quimera
Octavio Paz (1914-1998) Poeta mexicano
¿Hay que creerle a Roberto Pantoja Arzola? Dice el dirigente estatal de Morena, que él y el delegado del Comité Ejecutivo Nacional, Sergio Pimentel, han recibido amenazas personales y vía telefónica, pero que aun así no se incorporarán a la mesa de seguridad instalada por el gobierno del estado, y a la que acuden los dirigentes de todos los demás partidos y los titulares de los órganos electorales.
Digo, está por supuesto en su derecho de no acudir a las sesiones de dicha mesa, porque ya sabemos que hacerlo sería tanto como convalidar las instituciones, a las que López Obrador insiste en mandar al diablo. Empero, sí mueve a la sospecha el que ni siquiera el recibir amenazas orille a participar en la mesa de seguridad electoral.
Quiero creer que nadie jugaría con esos temas, cuando supuestamente está en riesgo la integridad personal, pero en tratándose de nuestros políticos y de los morenistas en particular, tampoco sería extraño que se tratara de una estratagema de tipo político electoral.
Dice Pantoja a reporteros que él y Pimentel han recibido llamadas telefónicas amenazadoras y que los amagos se han registrado incluso en sus domicilios particulares. Sin embargo, no abunda en el tipo de amenazas ni acepta acudir, como todos sus demás pares, a la mesa de seguridad electoral, que por cierto sesiona este jueves en Palacio de Gobierno.
La lógica diría que ante una amenaza a la integridad física, saldrían sobrando las estrategias políticas de mandar al diablo a la mesa de seguridad, para exigir condiciones mínimas para el desarrollo de las actividades políticas, máxime en un estado como Michoacán, donde ya sabemos que sí se cumplen amagos.
Por eso, llama al sospechosismo que Pantoja se aferre a no acudir a las sesiones de la referida mesa de seguridad, con todo y esas supuestas amenazas. ¿No será más bien estrategia para victimizarse y ganar adeptos? Porque López Obrador y los suyos mandan al diablo a las instituciones, pero qué bien las “respetan” cuando de emplear el dinero que una institución como el INE les entrega como prerrogativas, o cuando regala diputaciones pluris, o cuando se aprovechan para inundar la radio y la televisión con spot, también provenientes de esa institución.
Vaya, sólo Pantoja y Pimentel saben si son ciertas o no esas supuestas amenazas. Igual de lamentable cualquiera de los dos escenarios. En todo caso, seguro es apenas el inicio de la guerra electoral. Esto es solo probadita de lo que nos espera. En la rupestre política mexicana, el fin siempre justificará los medios. Al tiempo.