Estoy a favor de la verdad, la diga quien la diga, y a favor de la justicia, a favor o en contra de quien sea:
Malcolm X (1925-1965) Activista estadounidense
Luisa María Alcalde, la lideresa nacional de Morena, vino a Morelia supuestamente a calmar las aguas encrespadas entre los personajes y los grupos al interior de su partido que disputan, desde ya, el 27.
El problema para Alcalde es su falta de poder dirigencial, su notoria debilidad derivada de la forma en que su jefe, López Obrador, urdió la canibalesca composición de Morena, con una líder formal, ella, sin mayor peso ni autoridad, y con auténticas piedras en el zapato, como la que constituye Andy, el heredero del trono, que no ha hecho sino torpedear a Alcalde, minando sus de por sí endebles estructuras de poder.
Por supuesto, nadie faltó al encuentro, nadie de los suspirantes de su partido, pero en el fondo en todos ellos permeaba la certeza de que se trataba de hacer acto de presencia obligada, para cubrir las formalidades y no quedar fuera de la foto, pero finalmente la fratricida lucha por el 27 entre el morenismo michoacano seguirá su ruta como hasta ahora. Digamos que este martes fue una especie de tregua solo para cubrir las apariencias. Hoy mismo todo vuelve a la normalidad, es decir, a la cena de negros normal entre morenistas.
El meollo de la presencia de Alcalde, como si con eso fuera a calmar las aguas, fue reiterar que la elección del candidato o candidata a gobernador se definirá por encuesta. Los morenistas entienden que cuando se refieren a “encuestas”, en realidad es sinónimo de “dedazo”.
Solo que hay una duda entre ellos: ¿el dedazo disfrazado de encuesta se lo abrogará Palacio Nacional o La Chingada?, ¿será el dedo de Sheinbaum o el de López Obrador? He ahí la gran incertidumbre.
X@jaimelopezmtz
