Entre un pueblo generalmente corrupto, la libertad no puede existir por mucho tiempo
Edmund Burke (1729-1797) Filósofo británico
Lily Téllez ha sido, en lo político, lo que Carlos Loret de Mola en lo periodístico: el más importante contrapeso a los excesos dictatoriales de Andrés Manuel López Obrador. Hoy, la senadora se ha auto destapado como aspirante a la candidatura presidencial por su partido, el PAN, pero evidentemente con la mira puesta en serlo por la oposición en pleno.
Y su destape ocurrió justo en el espacio de Loret en Latinus. ¿Coincidencia? Puede o no serlo, es lo de menos. Lo único irrefutable es que ambos comunicadores –ella lo es también-, se han constituido en los más importantes contrapesos a la pretensión de dictadura de López Obrador. Las revelaciones periodísticas de Loret y los embates desde la tribuna legislativa de Téllez, han sido la gota contra la roca que a fuerza de perseverancia, y argumentación, han colocado al presidente y a su 4T en el filo de la navaja respecto de su consolidación.
Es que ni los periodicazos de Loret ni las “estridencias” de la senadora le han quitado una pluma al gallo, o ganso, y éste mantiene inalterable su aceptación popular, afirman sus seguidores. Verdad a medias: la aceptación no es la misma que al inicio del gobierno: de un inicial 70 por ciento hoy ronda el 50. Cierto, el respaldo de su grey está intacto, pero ahí está claro que nada hará que varíe.
Empero, en donde sí han tenido un impacto definitivo voces como las de Loret y Téllez, es en el amplísimo segmento no cuatroteísta, pero tampoco identificado con ningún partido, el que en buena medida le dio su apoyo condicionado a López Obrador en el 18, y que ahora casi generalizadamente se lo ha retirado, alarmado y decepcionado del perfil dictatorial que aquel ha impuesto a su presidencia.
La mejor prueba de lo que han calado los obuses de ambos comunicadores, además, claro, de otros de personajes, organismos y colectivos ya abiertamente anti Amlo, es la duda del presidente respecto del resultado en la elección del 24, de ahí su empecinamiento en desaparecer al INE para asegurarse el triunfo con un árbitro electoral a modo.
En esa lógica se inscriben las posibilidades de que Téllez sea candidata presidencial de la oposición. Tiene el perfil apartidista, dado que su pertenencia al PAN es claramente coyuntural, tiene la capacidad y la preparación y, sobre todo, si alguien se encuentra en la cima del protagonismo de que el triunfo de la 4T en el 24 no sea hoy una garantía, son ella y Loret. Así que en absoluto es descabellada la candidatura opositora de Téllez, porque además, sería de las pocas con posibilidades reales de triunfo. Si no, al tiempo. Y a la pesadilla todavía le quedan 694 días.
twitter@jaimelopezmtz