Con las leyes pasa como con las salchichas: es mejor no ver cómo se hacen
Otto Von Bismarck (1815-1898). Político alemán
El chantaje, entre político y sentimental, del rector Serna y sus aliados de ocasión, los dueños de los mafiosos sindicatos universitarios, ha comenzado y viene con todo.
En efecto, el rector, Eduardo Tena y Gaudencio Anaya, han vuelto a unir fuerzas para arreciar su estrategia anual de presión y chantaje, en busca de los más de mil millones de pesos que les hacen falta para pagar de aquí a diciembre los súper sueldos de los funcionarios nicolaitas; la infinidad de bonos para maestros y empleados; el ofensivo mantenimiento de las casas de estudiantes; las canastas de lujo para aviadores y empleados por igual; el impuesto que con cargo al erario se paga a Hacienda, porque profesores y empleados lo evaden, así como las jubilaciones y pensiones de miles de trabajadores que jamás pusieron un peso partido por la mitad para la conformación de un fondo, como sí hacen todos los sindicatos, entre mil rubros más que explican el despilfarro de dinero que es la Universidad Michoacana y por consecuencia su crisis financiera que la tienen al borde de la extinción.
Ah, y claro, para pagarse todo mundo su aguinaldo de noventa días, no de quince, como marca la ley.
La Universidad, ya se sabe, no mueve un dedo para ayudarse a sí misma, pero aun así tiene el descaro y la desfachatez de exigir más y más presupuesto, con una voracidad depredadora que la hacen insaciable.
Pero si nos atenemos a la inercia histórica, pues es evidente que la Universidad tiene altas posibilidades de salirse otra vez con la suya, porque hoy tiene varios frentes a exprimir: el Gobierno del estado, el federal que encabeza Enrique Peña Nieto y el también federal que a partir de diciembre presidirá Andrés Manuel López Obrador, pero que hoy ya opera como si estuviera en funciones.
Empero, sería sano que ninguno de ellos cediera al chantaje nicolaita, porque el dinero exigido va sólo para los rubros señalados, nunca para aspectos de calidad educativa, que sería el único que justificaría el aumento.
Cierto, la “estrategia” le ha salido siempre bien a los rectores y líderes sindicales en turno, incluidos a los actuales, pero ya es hora de ponerle un hasta aquí a la ambición ofensiva de las autoridades universitarias.
Se sabe que el Gobierno estatal no autorizará un solo peso más este año a la Universidad, porque ya cumplió a cabalidad sus compromisos con ella y porque en Salud tiene rezagos más urgentes y prioritarios que saldar; y del federal es materialmente imposible, por la instrucción de Hacienda a todas sus dependencias, de no realizar un solo pago al margen de lo presupuestado, como parte del acuerdo de transición Peña Nieto-López Obrador.
Así que la lectura de Serna y compañía es válida: han puestos todos los huevos en la canasta lopezobradorista. Veremos si el tabasqueño sigue actuando con su populismo histórico y compromete más dinero a la Casa de Hidalgo, por lo menos a partir de diciembre, o lo hace con la sensatez y la cordura que le demanda ahora su nueva responsabilidad, y también le cierra la llave a la voracidad del rector y sus líderes alidos, Anaya y Tena. Veremos.