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lunes, julio 7, 2025

LÓPEZ SOLÍS, SIEMPRE POLÍTICAMENTE CORRECTO 

La política es el arte de asociar a los hombres: 

Johannes Althusius (1557-1638) Filósofo alemán

 

Adrián López Solís se va de la Fiscalía estatal, está claro, no por deficiencias, corrupción o escándalos de algún tipo, sino por que políticamente ya era insostenible en esa oficina, a la luz de los tiempos que corren, en que Morena ha decidido concentrar todo el poder, abatiendo cualquier resquicio de autonomía e independencia en el ejercicio del poder público.

López Solís anuncia que a mediados de agosto dejará el cargo de Fiscal, y tiene las agallas de no recurrir al trillado “por causas de fuerza mayor”. Reconoce con jerarquía política que “en los avances en el combate a la impunidad, a los grandes pendientes se suman nuevas exigencias que provienen de una intensa dinámica delictiva, que solo es posible atender en un frente coordinado con todas las capacidades del Estado, conforme a las competencias legales que atañen a cada instancia de seguridad y de justicia, federal, estatal y municipal”.

Por eso, justifica, “es el momento de generar las mejores condiciones que permitan impulsar los procesos de crecimiento y mejoramiento de las capacidades institucionales para hacer frente a la legítima demanda de justicia con más y mejores resultados, a partir de nuevos incentivos y reforzamiento del acompañamiento gubernamental”.

No esconde ni matiza responsabilidades en el escenario actual de violencia en la entidad, ni tampoco pretexta que enfrentar esa realidad corresponde a las corporaciones policiacas federal, estatal y municipales, porque a la Fiscalía solo se le puede medir por la impunidad ante los delitos, no por la ejecución de éstos. Es evidente que López Solís se reconoce fuera de lugar en el empoderamiento absoluto de la vida pública por la 4T, en donde no cabe ni siquiera el tufo a autonomía.

Ligado políticamente a Silvano Aureoles, supo sin embargo en casi siete años en la Fiscalía, sortear con talento e institucionalidad su labor enmedio del derrumbe del sistema institucional del país y del aniquilamiento de la división de poderes. Estiró la liga hasta donde consideró razonable, pero entendió finalmente que en la 4T sólo sobreviven los que se adecuan al poder, no quienes sueñan con contrapesos al mismo. Y más, cuando se ha anunciado a nivel federal una reforma para quitar el carácter de autónomas a las fiscalías, la federal y las estatales, para volver al añejo y corrupto escenario donde forman parte de los gabinetes del Ejecutivo.

Visto así, sonaba irracional que López Obrador se aferrara a una tarea cuyo resultado va indisolublemente ligado a la coordinación con el gobierno, más allá de que le restaran a su gestión poco más de dos años y que en teoría su nombramiento es autónomo.

No es lo ideal que un fiscal renuncie, sobre todo si en sentido estricto no hay motivos, pero no hay duda que su salida es negociada con el gobernador, hasta donde se sabe en buenos términos, entendiendo la realidad política. Es de esperarse, al menos, que redunde en una mejora en la coordinación institucional contra la inseguridad y la criminalidad. La 4T no tendrá ya pretextos: en ese rubro tendrá alineados los astros a partir del 20 de agosto. Todo el esquema de procuración e impartición de justicia será guinda, incluidos el fiscal y los nuevos jueces. X@jaimelopezmtz

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