Si atraco a un político, ¿es un robo o un reembolso?
Sabiduría popular
No sé, y francamente no me interesa, saber cuántas y cuáles propiedades tiene Carlos Loret de Mola. Y no me interesa, y creo que a nadie debiera interesarle, por una sencilla razón: no es servidor público. Sus bienes los ha adquirido con dinero proveniente del trabajo en el sector privado. Si ha evadido al fisco, debiera recibir una sanción. Hasta ahora, nadie, ni el presidente López Obrador, ha probado que su dinero sea mal habido o que no haya pagado impuestos.
Si en Televisa, en su tiempo, en El Universal, el The Washington Post, en Latinus, en W Radio, donde sea que colabore, le pagan cantidades de dinero que a alguien pudieran parecer escandalosas, será porque lo vale. Contrario al gobierno, en la iniciativa privada nadie paga nada que no signifique una inversión.
Como todo periodista, Loret es avalado y fustigado por muchos, pero es imposible negar que está en todo su derecho de poseer los bienes que su dinero le permita, y que nadie, comenzando por el presidente, tiene derecho a evidenciarlos públicamente. Y en lo que tampoco hay duda, es que el yucateco está convertido en el auténtico y más importante contrapeso a López Obrador y sus excesos y afán inagotable de concentración del poder.
Con los poderes legislativo y judicial comiendo de la mano del presidente, con los órganos autónomos tratando de sobrevivir ante la embestida presidencial para aniquilarlos, y con los partidos opositores sin brújula y carentes de liderazgos que conciten a núcleos de inconformes, en los hechos Loret se ha convertido en el más sólido contrapeso al presidente. Si éste ha visto caer dramáticamente su poderío, al grado que ya no es hoy seguro un triunfo morenista en el 24, en mucho se debe al trabajo del periodista, que ha desnudado al presidente y le asestado sistemáticamente mazazos en su línea de flotación: la corrupción.
Loret ha evidenciado que el presidente tolera la corrupción siempre y cuando quienes la cometan sean sus familiares o sus leales en la política. Y no solo la tolera, la justifica, la tutela, lo que lo convierte en alguien exactamente igual que sus antecesores, a los que detesta y acusa de corruptos.
Y como el presidente no ha tenido forma de rebatir nada de lo difundido por el periodista, no le ha quedado otra que desviar la atención con sus propiedades millonarias. A una pregunta de qué está haciendo su gobierno para combatir los alarmantes niveles de feminicidios, López Obrador contesta con un “Loret tiene un departamento de 40 millones de pesos en Polanco”. Patético.
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