Dictadura: sistema de gobierno en el que lo que no está prohibido, es obligatorio
Enrique Jardiel Poncela (1913-1960). Escritor francés
No sé si Maribel Ríos Granados sea la persona más apta para dirigir la Escuela Normal Superior, eso lo deberán dirimir las autoridades de la Secretaría de Educación. Lo que sí es evidente es que no son los alumnos de la institución los que deben tomar la decisión de que ella continúe o no al frente de la misma.
El plantel permanece tomado por los alumnos, según explicaron éstos, porque hace un año venció el periodo de Ríos Granados como directora del plantel, “y el secretario (Alberto Frutis) sólo le ha dado largas al asunto, sin que se designe al director definitivo”.
Exigen los alumnos inconformes que se abra la convocatoria para la designación del nuevo director de la escuela.
Es probable que tengan razón en que hace tiempo debió realizarse el relevo de la Dirección, pero el secretario Frutis no puede tampoco ceder a la presión de tomar una determinación a modo, es decir, a contentillo de los alumnos. Buena o mala, la designación de las autoridades, en este caso de la Dirección de la escuela, sólo es atribución de la autoridad, de Frutis en particular, y él debe asumir esa responsabilidad y, desde luego, entregar cuentas en función del resultado.
El problema es que el alumnado de la Escuela Normal Superior parece seguir los pasos del de la Normal de Tiripetío, donde hace muchos años la autoridad educativa ha cedido su facultad de rectoría a la propia comunidad estudiantil, en aras de evitar choques. En Tiripetío no hay en realidad director, no hay planes de estudio oficiales, no hay mecanismos institucionales para el ingreso de alumnos, menos para su proceso evaluatorio y mucho menos para el egreso. Es Tiripetío, literalmente, territorio de nadie, donde solo los criterios del alumnado prevalecen.
Y como los malos ejemplos cunden, es claro que es “política” ha sido exportada al resto de las escuelas Normales, a fin de arrebatarle a la Secretaría de Educación la rectoría en los planteles, comenzando desde luego por la designación del director.
En todo caso, Frutis no debe dar pretexto para que ese tipo de insanas prácticas se extiendan ahora a la Normal Superior, con sede en Morelia, y por tanto debe en efecto abrir la convocatoria para la designación del nuevo director, pero impidiendo que el alumnado tenga participación en el proceso. Éste está para recibir clases, no para influir en sus autoridades. Repito, tal es una atribución de la SEE, de su titular, y éste ya dará cuenta luego si fue buena o mala su decisión. Veremos.
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