La política es un acto de equilibrio entre los que quieren entrar y los que no quieren salir
Jacques Benigne Bossuet (1627-1704) Clérigo y escritor francés
Si algo no se le puede regatear a Silvano Aureoles, es su capacidad de negociación y gestión, así como de tejer puentes de comunicación aún en condiciones políticas y hasta personales adversas. Y en los últimos días ha dado un par de pruebas que confirman esa lectura.
Primero, con el acuerdo que ha alcanzado con secretario de Hacienda, Arturo Herrera, para que la Federación se haga cargo del pago de la nómina educativa michoacana, de ahora y hasta que se concretiza el proceso de federalización. No sé si el acuerdo tenga letras chiquitas, pero si nos quedamos con lo dicho por el propio Aureoles, se trata sólo de recursos extraordinarios, lo que acreciente el valor del convenio, al no contemplar préstamos ni anticipo de participaciones.
Y luego, este miércoles, Aureoles se destapó con otro batazo de vuelta completa: la presencia de la plana mayor del gabinete federal de seguridad –los secretarios de Defensa, Marina y de Seguridad-, en la inauguración en Morelia del flamante C5i.
Aureoles se ha sabido mover siempre en los mares de la complejidad política. Hasta sus detractores le reconocen una habilidad especial para tejer alianzas, cuando se necesitan, o si no simples acuerdos coyunturales.
Cuando se concretó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, en julio del año pasado, el mundo parecía que se le venía encima, sobre todo después de la relación política y personal tan cercana que mantuvo con Enrique Peña Nieto y luego de su polémico voto público a favor del priísta José Antonio Meade, en plena campaña presidencial y cuando nadie daba un quinto por éste.
Y si a ello se le aúna que nunca ha sido un cercano de López Obrador, ni siquiera en los tiempos de éste en el PRD, el panorama para Aureoles francamente se veía no oscuro, sino lo que le sigue, a partir del primero de diciembre anterior. Y si para él se veía así, peor aún para el estado.
Pero claramente ha sabido adaptarse a la nueva realidad, entenderla y ser pragmático: es el gobernador de un estado en quiebra financiera y carcomido por la inseguridad; por tanto, ha hecho de tripas corazón y ha comenzado a tejer fino en la cúpula de la 4T, comenzando con el propio López Obrador. Aureoles sabe que la soberbia no le da ningún fruto y sin caer en la abierta sumisión, ha sabido ubicarse en un justo medio que le está dando resultados.
El panorama es terriblemente complicado para Michoacán en casi todos los rubros, pero parece verse una luz al final del túnel, al menos en los más complicados, el financiero y el de seguridad. Veremos qué tanto se materializa la expectativa.
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