El cómplice la corrupción es generalmente nuestra propia indiferencia
Bess Myerson (1924-2014) Actriz norteamericana
Tal y como lo habíamos anticipado apenas en la entrega anterior, los diputados locales cancelaron la autonomía presupuestaria de la Auditoría Superior de Michoacán, retirándole la etiqueta de Unidad Programática Presupuestal de la que gozó solo un par de años.
Apenas sintieron el rigor de no poder manipularla abiertamente, sobre todo con el manejo de los presupuestos, y los legisladores a las primeras de cambio recularon.
Poco le duró el gusto a la ASM de saberse autónoma al menos en lo financiero. La actual Legislatura rápido maniobró para recuperar el control absoluto sobre ese órgano. Este miércoles, el pleno avaló el acuerdo que en ese sentido habían tomado apenas un día antes los integrantes de la Junta de Coordinación Política.
En realidad, las tareas de supervisión del gasto público, principal responsabilidad de la Auditoría, siempre han sido para los diputados una herramienta de castigo o de premio, según convenga políticamente, con los alcaldes, los magistrados, los titulares de los órganos autónomos y del mismo gobernador y su gabinete. Es mucho el peso del arma política que significa las fiscalización como para que los diputados la fueran a soltar. Bueno, la soltaron hace un par de años, pero rápido la retomaron cuando se dieron cuenta lo que habían dejado escapar.
Lo preocupante es que darle esa autonomía presupuestaria a la Auditoría, era apenas una parte de la independencia absoluta que debiera tener ese organismo. Mientras esté sujeto a los intereses de toda índole de los diputados, jamás podremos pensar en que haya una fiscalización verdadera de los recursos públicos en la entidad. Todo seguirá siendo simulación y componendas. La ASM debiera ser cien por ciento autónoma, presupuestal, jurídica y políticamente. Lo poco avanzado en ese sentido, fue pulverizado este miércoles. Ahora, regresamos a como estábamos hace años.
Qué difícil resulta para los políticos abstenerse de la tentación de tener el control sobre otros organismos públicos. Rápido enseñaron el cobre nuestros diputados. Lo habíamos anticipado, que quede constancia. Y mientras, a la pesadilla todavía le faltan 684 días.
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