El mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndoles en políticos
Benjamín Disraeli (1766-1848) Estadista inglés
En la batahola informativa, de datos y cifras, propia de todo Informe de Gobierno, pocos parecieron percatarse de una frase con la que Alfonso Martínez prácticamente cerró su mensaje la tarde de este lunes en el Teatro Ocampo, a propósito de su tercer y último informe de labores al frente de la Presidencia Municipal.
El aún alcalde deslizó:
“…tampoco nuestra lucha por cambiar la ciudad termina aquí: no descansaremos hasta que Morelia sea la mejor ciudad del país y hasta que todo Michoacán sea un estado libre de partidos, independiente; queremos más ciudadanos en los espacios donde se toman las decisiones”.
No hace falta tampoco mucha ciencia para advertir que Martínez está anticipando que, sí, perdió la reelección y por tanto frenó la inercia que llevaba rumbo a la candidatura independiente por el gobierno del estado en 2021, pero que, contrario a lo que algunos suponen, sobre todo sus detractores, no está políticamente muerto. Vapuleado, sin duda, pero no noqueado. Al menos, claramente él no se siente así y de ahí su anuncio.
Y como sobre aviso no hay engaño, Martínez está poniendo en la mesa que en 2021 lo tendremos de regreso en la competencia por la gubernatura, obvio, con la camiseta independiente. ¿Le alcanzará?
El edil pone en la mesa sus 76 mil votos obtenidos el primero de julio anterior. Los presume porque, candidato por candidato, él logró más que sus oponentes, incluido Raúl Morón, que finalmente ganó pero por la suma de votos de Morena y PT. No es en absoluto despreciable ese caudal.
Cierto, Martínez tiene dos retos frente a sí para materializar su proyecto: uno, que no salga “raspado” en las auditorías que le practiquen tanto su sucesor, Raúl Morón, como la Auditoría Superior de Michoacán, el brazo armado del Congreso del Estado; y dos, que se mantenga vigente los dos próximos años.
No sé cómo pueda mantenerse vigente en los medios, la política y la opinión pública. La fórmula la deberá encontrar él, pero supongo que lo resolverá. Más complicado parece superar la aduana de las auditorías, no por Morón ni porque se vislumbren desde ahora irregularidades, sino porque al anticipar velada o abiertamente que regresará en el 21, todas las fuerzas partidistas comenzarán a poner manos en la obra y, vía el Congreso y la Auditoría Superior, no es descabellado que maquinen supuestos desvíos o irregularidades de diversa índole, para desbarrancarlo del camino.
Pero si está decidido a volver, Martínez deberá encontrar la forma de superar esos y otros retos que sin duda enfrentará. Si no, al tiempo.
jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz<span< a=»»> style=»font-size:12.0pt;line-height:107%;font-family:’Arial’,sans-serif»>