Las personas deben desempeñar cargos públicos, y luego volver a sus negocios y vivir bajo las leyes que aprobaron
Mike Curb (1944-?) Político norteamericano
La Secretaría de Hacienda, el Sistema de Administración Tributaria en particular, nunca ha sido un modelo de organización y pulcritud en su funcionamiento. Siempre el burocratismo, la ineficacia y situaciones de irregularidades diversas, han sido la constante. Empero, nunca al nivel actual.
En efecto, los eventos de potencial corrupción se han recrudecido. So pretexto de la pandemia, el SAT redujo a su mínima expresión las citas de los contribuyentes para realizar todo tipo de trámites en sus oficinas, aunque en realidad la mayor parte de ellos pueden y debieran realizarse de manera virtual, por internet, sin soslayar que hay algunos que obligadamente requieren la presencia física del usuario.
Las citas por internet funcionaban de manera razonablemente bien, y en ciertos momentos casi con excelencia. Pero en este gobierno se ha vuelto un calvario: la página del SAT casi nunca está operando, y cuando abre es un monumento a la ineficacia. Las citas se tienen disponibles hasta en varios meses, cuando el tiempo muchas ocasiones apremia.
La justificación del SAT es que son miles de contribuyentes los que buscan citas y éstas son limitadas. Pero, según varios reportes hechos llegar a este espacio, resulta que siempre se abre la posibilidad de agendar una si hay la voluntad de realizar un pago a trasmano, que normalmente oscila en unos quinientos pesos.
El moche garantiza una cita al día siguiente, lo que echa por tierra la versión de que los espacios están agotados por largo tiempo. Como en toda oficina gubernamental, siempre habrá lugar para las excepciones. Y todo apunta a una bien organizada trama burocrática: no hay citas por internet, para obligar a que el contribuyente sea víctima de su necesidad.
Una más de las debilidades que la 4T no solo no ha podido superar, sino que ha ahondado.
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