A veces la gente no quiere escuchar la verdad porque no quiere que sus ilusiones se vean destruidas
Friedrich Nietz
Roberto Monroy es el prototipo de un eficaz, muy eficaz secretario de Turismo en cualquier nivel gubernamental. Tiene creatividad y visión para impulsar la llamada industria sin chimenea, los contactos y puentes de comunicación con los sectores hotelero y restaurantero, así como con autoridades turísticas de gobierno también de todos los niveles, colores y partidos. Y los resultados le han avalado siempre que ha estado al frente de áreas oficiales en ese rubro.
Sólo que tiene un pero: es eficientísimo secretario de Turismo pero en condiciones de normalidad, y resulta que hoy no estamos en ellas. Hoy el mundo lucha contra la peor pandemia que han conocido las últimas generaciones y, obviedad al canto, nada es normal, todos tenemos que ajustar condiciones de la vida cotidiana y, sobre todo, evitar medidas y acciones que por ahora no sólo son innecesarias, sino que pueden llegar a ser contraproducentes. Y en una pandemia, al hablar de contraproducentes, inevitablemente hay que asociarla con la palabra muerte.
En su calidad de secretario de Turismo de Morelia, Monroy organizó el 31 de octubre y uno y dos de noviembre, la instalación de un altar en ocasión de la Noche de Muertos en la plaza de Armas de esta capital. Evidentemente de buena fe, Monroy se esmeró en ese proyecto y desde el punto de vista estético y de promoción cultural de Morelia, sin duda resultó un éxito…pero también resultó un foco de propagación del covid de impresionante magnitud. La realidad le restregó a Roberto que ese tipo de medidas hoy son irresponsables.
Supuse que había tomado conciencia, pero todo apunta a que no es así. Ahora, está organizando la instalación de un nacimiento gigante en el mismo lugar. El altar de la Noche de Muertos pudo entenderse, que no justificarse, porque nadie cuenta con los antecedentes y la experiencia para conducirse en una pandemia. Pero que en menos de un mes caiga en la misma irresponsabilidad por segunda ocasión, ya parece un empecinamiento que a estas alturas puede advertirse como criminal. Monroy justifica que habrá todos los protocolos sanitarios. Sin duda así será, pero ya la experiencia anterior debió haberle abierto los ojos y hacerle entender que colocar ese tipo de atractivos en pleno corazón de Morelia, cuyos habitantes en su inmensa mayoría somos imprudentes, irresponsables, es como colocar miel cerca de las abejas y esperar que éstas no acudan.
Monroy debe entender la situación de altísimo riesgo en que estamos hoy, cuando apenas se vislumbra lo peor de la pandemia en México, y actuar en consecuencia. No son tiempos de ese tipo de medidas, en otros momentos espectaculares. Hoy se vuelven criminalmente peligrosas. Monroy, por naturaleza, no puede mantenerse quieto, es dinámico, es creativo. Pero hoy se requiere de todo lo contrario. Hoy se demanda sensatez y prudencia, responsabilidad y madurez de los servidores públicos. Hoy Monroy debe irse a su casa hasta que la pandemia pase, porque está claro que tanto ingenio, paradójicamente, hoy representa un peligro. Veremos. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com
