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miércoles, mayo 14, 2025

MORÓN TIENE RAZÓN…PERO

El mundo está lleno de estadistas a quienes la democracia ha degradado convirtiéndolos en políticos

Benjamín Disraeli (1766-1848) Estadista inglés

 

jaimelopezSin duda, le asiste la razón a Raúl Morón cuando advierte que tiene derecho, como todo mundo, a disfrutar un fin de semana en la playa, y que ello no tiene nada de malo.

Efectivamente, el alcalde moreliano puede –y yo diría, debe, para efectos del relajamiento siempre necesario para despejar la mente cuando se tiene una responsabilidad importante, como la de él- tomarse su fin de semana, e irse con amigos o con la familia al lugar que más le acomode.

Me parece que es injusto fustigarle por el solo hecho de que se haya pasado el sábado en Ixtapa. Parece más persecución per se, sólo por joder al vecino, francamente.

Pero si irse a asolear a la playa no es criticable, sí lo es en cambio que acepte que “empresarios amigos” le paguen dicho viaje, la estancia, la comida o lo que haya sido. Él mismo así lo reveló, y ello sí debe seguirse con lupa.

¿Qué no tiene derecho a que sus amigos le inviten? Depende. Mientras sea servidor público, alcalde en este momento, no es sano que un “amigo” que es empresario le pague esa estancia en Ixtapa. ¿Por qué?, pues porque se crea un evidente conflicto. Dado que su amigo es empresario, es altamente posible que tenga interés por participar en obras o servicios que contrate el ayuntamiento que encabeza Morón. Y eso es válido, es legítimo, dado su carácter de empresario.

Pero, insisto, no es sano, porque el alcalde, no Raúl el “cuate”, asume un compromiso, moral si se quiere, con un potencial proveedor de su gobierno, y ya sabemos que favor con favor se paga.

¿Qué le costaba a Morón pagar de su dinero el hospedaje, la comida, el traslado suyo y de su familia?, ¿diez, quince, veinte mil pesos?, ¿por una cantidad así de ridícula vale la pena asumir compromisos, ahora sí oficiales?

Es probable que Morón sepa distinguir una cosa de otra, pero debe entender que como autoridad no puede caer en ese tipo de tentaciones o de deslices quizá involuntarios, no reflexionados, para no dar pie a la sospecha. Es un asunto meramente de forma, pero podría convertirse en un momento dado en uno de fondo, si después resultara que su amigo empresario se convierte –suponiendo que no lo sea ya- en constructor o proveedor del ayuntamiento.

El viaje es en sí peccata minuta; sus consecuencias acaso no tanto. ¿Vale la pena Raúl?

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz>

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