Un buen político es aquel que, tras haber sido comprado, sigue siendo comprable
Winston Churchill (1874-1965) Político británico
Raúl Morón no descarta, para nada, que en 2021 busque la candidatura de Morena al gobierno del estado; eso sí, advierte, sería resultado natural de hacer un buen gobierno en Morelia.
No es que lo tenga entre ceja y ceja, pero reconoce que una buena gestión lo pondría en ring side dentro de dos años, al menos en Morena.
Morón estuvo este lunes en Respuesta Radio (Vox 103.3 FM), luego de un par de intentos frustrados por su propia área de Comunicación Social; el contacto directo fue más efectivo para agendar la entrevista.
Se agradece que los políticos no rodeen ni caigan en eufemismos cuando de hablar de sus aspiraciones se trata, como si fuera pecado proyectar a mediano y largo plazo. Más aún, siempre es mejor uno que reconozca que sí busca otras posiciones a futuro, porque eso incluso puede generar más confianza respecto de que pretenderá hacer un cargo público de mejores resultados, a otro que demagógicamente se cobije sólo en la trillada frase de estar cien por ciento concentrado en su actual responsabilidad. Una cosa no elimina la otra.
En ese sentido, no sé si Morón hará un gobierno municipal de tal magnitud de resultados y aceptación ciudadana, que le garantice llevar mano a la hora de definir en Morena a su candidato a gobernador en poco más de dos años. Eso sólo el tiempo lo dirá. Pero lo que sí sé, como lo sabe desde ya cualquier párvulo, es que un gobernante crece en posicionamiento no sólo por lo que hace, sino por su efectividad para comunicarlo y, al menos hasta ahora, no ha sido ese su lado fuerte, todo lo contrario. Deberá apretar tuercas a la brevedad en ese campo, antes de que sea tarde.
Pero igual de importante será para él encontrar el equilibrio entre gobernar “a lo Morena”, es decir, en apego a directrices lopez obradoristas, y marcar un sello propio de relativa autonomía e independencia, para salvar el descrédito que poco a poco irá minando al partido y a su dueño, el presidente de la República, sobre todo si mantiene el paso perfecto que lleva de yerro tras yerro. Suena difícil, máxime por el estilo autoritario de López Obrador, pero Morón deberá encontrar ese punto de equilibrio que le permita cobijarse en lo que en su momento quede de la figura presidencial, pero simultáneamente no ser arrastrado por el indudable descrédito que el tiempo le generará al tabasqueño.
Eso, sin contar con el otro gran reto que tiene: despojarse de la imagen de político pendenciero que desde sus inicios le ha acompañado, y evidenciar que su actitud civilizada actual no es pose, sino real y, otra vez, poder comunicarlo eficazmente es la clave.
Y es que la Alcaldía capitalina, en efecto, es posición de privilegio en términos de posicionamiento político y mediático, pero es preciso trabajarla inteligentemente, porque tampoco es cosa como que en automático genere resultados. Además, Morón debe ubicar que sin soslayar ese nivel de preminencia ni su cercanía con Andrés Manuel López Obrador, tampoco es que vaya solo en Morena de cara al 2021: hay otros tan o más encarrerados, como Germán Martínez Cázares desde el IMSS y Cristóbal Arias Solís en el Senado; dos pesos completos en ese partido.
Habrá que ver qué tanto entiende Morón esa realidad.