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martes, julio 8, 2025

NACM, TEMA POLÍTICO, NO FINANCIERO

En política sucede como en las matemáticas: todo lo que no es totalmente correcto, está mal

Edward Kennedy (1932-2009) Político norteamericano

 

jaimelopezLa polémica sobre continuar con la construcción, u optar por la cancelación, del nuevo aeropuerto de la Ciudad de México, es enteramente política, no financiera y mucho menos por su justificación técnica y social.

Está claro que la obra es necesaria; baste comparar al actual aeropuerto, el Benito Juárez, casi con cualquiera ya no digamos del primer mundo, sino incluso con el de capitales de países equiparables al nuestro. Es inoperante, desde su ubicación, prácticamente en medio de la mancha urbana, hasta sus instalaciones, ya deficientes, anacrónicas, obsoletas. El de la Ciudad de México es un aeropuerto típico de los años sesenta y setenta.

Y en lo financiero, un párvulo es capaz de entender que es fácil echar por tierra el principal argumento de Andrés Manuel López Obrador, en el sentido de que es “muy caro”. Por supuesto, no costará cien mil pesos, pero el esquema de financiamiento desbarata dicha crítica, porque la mayor parte de los recursos de construcción están proyectados para que provengan de los mismos usuarios del actual aeropuerto, a través de la Tarifa de Uso del Aeropuerto (TUA), la misma que pagamos todos los pasajeros por hacer uso de las instalaciones.

En total, está previsto que la obra cueste alrededor de 13,300 millones de dólares y en más de la mitad el recurso saldrá del TUA. La menor parte, por créditos privados. Es decir, en más de la mitad es autofinanciable.

Pero si ese solo argumento no fuera suficiente, habrá que advertir que cancelar la obra, como proponen algunas voces absurdas del lopez obradorismo, le significaría al gobierno del tabasqueño, o al país en realidad, pagar unos 120 mil millones de pesos, por incumplimiento de 321 contratos ya firmados. De hecho, la obra ya presenta un avance del 30 por ciento y genera en este momento 45 mil empleos directos.

Es decir, sería el peor negocio para el gobierno de López Obrador, cancelar su construcción. Vaya, en palabras llanas y para ya no buscarle más, sería una auténtica estupidez.

Pero que cualquiera entienda esa realidad, no significa que AMLO no esté pensando seriamente en cancelar la obra y pagar la cantidad que sea, porque en el fondo estamos ante un conflicto de egos: no es una obra ideada por él y, muy al estilo López Obrador, lo que no sale de su creatividad, no sirve, menos si viene de la mafia del poder.

No es que no tenga capacidad para entender la realidad y las necesidades del país, la mejor prueba de ello es que construyó los segundos pisos en la capital del país. No, el problema es que es un convencido que sólo él, nadie más, tiene la capacidad para perfilar el país de los próximos años, incluyendo la obra física que sea necesaria. Nadie, a su juicio, puede tener mejores ideas que él, nadie puede proponer algo con lo que él no esté de acuerdo, porque en automático es inviable. Y su soberbia es tal que, aunque parezca una locura, sí es capaz de preferir pagar indemnizaciones por 120 mil millones de pesos y cancelar la obra, antes que reconocer que fue ideada por el gobierno de Enrique Peña Nieto.

Pero a eso, y más, debemos acostumbrarnos. Es Andrés Manuel.

jaimelopezmartinez@hotmail.com twitter@jaimelopezmtz

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