Cuando un político dice que acabará con la pobreza, se refiere a la suya
Paulo Coello (1947-?) Escritor brasileño
Es el ejemplo más nítido de lo que significa hacer una tormenta en un vaso de agua: las secretarías de Obra Pública, la estatal y la municipal, confrontadas en dimes y diretes por un permiso para la construcción de una importante obra en esta capital.
Historia: con una mezcla de recursos federales y estatales, la SCOP michoacana arrancó este lunes la construcción de un distribuidor vial en el cruce de la avenida Madero Oriente y el Periférico, es decir, en la salida a Mil Cumbres. Asegura contar con los permisos de ambos niveles gubernamentales, no así el municipal, bajo la argumentación de que, en su fase inicial, no se requiere, pero que se tramitará cuando sea necesario.
En tanto, la contraparte municipal advierte que ese permiso sí es obligatorio desde el inicio de la obra y amaga con clausurarla si no se tramita a tiempo.
Se trata, sin duda, de una obra de gran envergadura, que significará un alivio importante al intenso y complicado tráfico vehicular en esa zona de la capital. Ello desde luego no está a discusión.
Y justo por la relevancia de la obra, es que resulta injustificado, por donde se le quiera observar, que una nimiedad como el referido permiso la pueda poner en riesgo. Me parece que estamos ante una disputa de egos, personales y políticos, entre las dos oficinas ejecutoras de obra, la estatal y la municipal, y por tanto, atribuible a partes iguales en cuanto a responsabilidad.
Por una parte, está claro que la instancia estatal debió haber tramitado el permiso municipal a tiempo. Si de cualquier forma lo va a requerir en el transcurso de los trabajos, lo sensato hubiera sido gestionarlo desde ahora, aunque lo ocupara luego, y asunto arreglado. Y por el lado municipal, también lo sensato sería no poner en riesgo una obra de tal trascendencia por un trámite burocrático menor. En las dos partes hay un margen de soberbia y me parece que con un mínimo de voluntad política de ambas, el asunto debiera quedar zanjado sin problema.
Eso es lo que se requiere: sensatez y voluntad para superar una diferencia nimia, en aras de agilizar una obra de suma relevancia para la capital. Altamente criticable para las dos oficinas sería un retraso por un trámite francamente trivial. Veremos cuál de ellas da el primer paso para salvar el embrollo.
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