No desgasta el poder; lo que desgasta es no tenerlo
Giulio Andreotti (1919-2013) Político italiano
O Morena, o mejor dicho, el presidente López Obrador, está enviando una señal de absoluta apertura al interior del partido, o en él hay una falta total de liderazgo y controles básicos. Que 29 personajes morenistas –militantes la mayoría-, se hayan inscrito para la candidatura a gobernador en Michoacán, no puede entenderse sino bajo alguna de esas dos explicaciones. En todo caso, también salta una pregunta obligada: ¿todo mundo en Morena está seriamente preocupado por el futuro de Michoacán, quieren aportar su experiencia y buenos oficios para sacar adelante al estado, o bien, ya nadie cuida las formas y todo mundo más bien ve a la entidad como un botín más que apetecible y al alcance de la mano?
En realidad, la descomunal lista de 29 nombres, lo único que refleja es que los morenistas aprendieron bien la enseñanza perredista: en cualquier proceso de nominación de candidaturas, lo importante es registrarse, no importa que sus nombres ni siquiera aparezcan en ninguna encuesta, vaya, que nadie los conozca ni en su mismo partido. Ya registrados, alcanzan lugar en la mesa de las negociaciones, y en ella terminarán obteniendo alguna posición, al menos una regiduría en el municipio más pequeño, pero lo relevante es garantizar mantenerse pegados a la ubre presupuestal. La clave, pues, es registrarse, que algo caerá.
Sólo así puede entenderse que la lista de Morena en su mayor parte esté conformada por nombres absolutamente desconocidos, y otros que, teniendo cierta presencia, no cuentan en cambio con la menor posibilidad de alcanzar la candidatura. Así, la lista podría dividirse entre los que tienen posibilidades reales en algún grado, los que tienen ya alguna posición relevante pero que en esta ocasión les es inviable la candidatura, y los de auténtico relleno, que entran solo a ver qué consiguen en la negociación.
En el primero de los casos, sin duda habría que ubicar a Cristóbal Arias y a Raúl Morón por delante; un paso atrás de ellos al alcalde de Pátzcuaro, Víctor Báez, al diputado Carlos Torres Piña, al también legislador, pero local, Alfredo Ramirez Bedolla, y la gris senadora Blanca Piña.
En el segundo rubro, a Graciela Andrade, Selene Vázquez, Ana Lilia Guillén y María de la Luz Núñez. Y los que van de burdo relleno, pero que se ilusionan que “algo” les tocará, a manera de consolación: Mirna Violeta Acosta, Zenaida Salvador Bruido, Yolanda Guerrero Barrera, María Chávez Pérez, Rafael López Mejía, Esteban Barajas Barajas, Gerardo Dueñas Bedolla, Vicente Guerrero Torres, Netzahualcoyotl Alanís Pedraza, Miguel González Galván, Feliciano Flores Galván, Agustín García Rubio, Arturo Martínez Núñez, Jesús Escandón Mondragón y Juan Pérez Medina, sí, aquel violento y nefasto líder de la Cnte..
Mención aparte está el caso de Víctor Serrato Lozano, ex Ombudsman estatal. Comparte con Cristóbal Arias y con Raúl Morón la característica de no militar en Morena, aunque los dos últimos ya ejercen el poder al amparo de ese partido. Serrato finca sus esperanzas en ser el único “independiente”, y si López Obrador ve entrampada de tal manera la designación de uno de los punteros, no es descabellado que se decante por Serrato, dado su perfil apartidista y sus buenas cuentas como Ombudsman.
Llama también la atención que la única mujer con posibilidades reales, si nos atenemos a encuestas y a acercamiento con López Obrador, no se registró: Fabiola Alanís. Todo apunta a una decisión personal, respetable en todo caso.
Dicen sus colaboradores, que el presidente se basa siempre en las encuestas para tomar ese tipo de decisiones. Puede ser, pero también es un hecho que la soberbia con que ejerce el poder, le puede llevar a elegir no al perfil más competitivo, bajo la premisa de que “cualquiera” que juegue con la camiseta de Morena, ganará en automático. Veremos. twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com