La justicia es como las serpientes: sólo muerde a los descalzos
Eduardo Galeano (1940-2015) Periodista y escritor uruguayo
Que elementos de la Policía moreliana actuaron sin seguir los protocolos en el caso Jardines del Toreo, con abuso de autoridad y evidenciando falta de preparación, no hay duda. Que la jefa de la corporación, Julisa Suárez Bucio, tenía que responder con su separación del cargo, tampoco. Pero que a Raúl Morón, el alcalde, se le tache de criminal, claramente parece un exceso.
Este jueves aparecieron mantas colgando en algunos puentes de la ciudad, con alusiones a Morón como “asesino, derramas la sangre del pueblo”; se infiere que tienen que ver con el asesinato, a manos de policías municipales, de un joven aparentemente afectado de su estado emocional, vecino del fraccionamiento Jardines del Toreo, y que ingresó a un domicilio vecino, cuyos moradores -que no conocían al joven- llamaron a la Policía, misma que claramente no tuvo la capacidad para manejar la situación y terminó privándole de la vida de varios balazos.
Morón actuó como tenía que hacerlo: recriminó el hecho, reconoció que el caso no podía quedar sin una investigación ministerial, puso por tanto a los elementos policiacos a disposición de la Fiscalía Estatal, separó a la jefa de ellos de su cargo, y se solidarizó con los familiares del joven asesinado.
Filias y fobias aparte, debe reconocerse que el alcalde hizo lo que tenía que hacer. Ni Suárez Bucio ni él son responsables de la actuación de los policías, aunque ella sí tenía que responder indirectamente por su falta de preparación y capacitación. Por eso su separación era obligada.
Lo ocurrido en Jardines del Toreo fue una tragedia, sin duda. Evidencia que debe ahondarse en la preparación de nuestros elementos policiacos para enfrentar situaciones difíciles; deja al desnudo las deficiencias en ese sentido de la Policía moreliana, no de toda, evidentemente, pero sí obliga a profundizar en el análisis de qué tan capacitados están sus elementos.
Pero cuando aparecen mantas como la de este jueves, que quizá ni siquiera sean de los familiares o amistades del joven asesinado, no puede perderse de vista la proximidad del proceso electoral como factor que ayude a entender el hecho. La indignación de los familiares es justificada, pero no parece que las mantas lleven su autoría, por eso acaso habría que buscarla en el terreno político.
Como sea, lo que sí es una obligación de Morón, es por supuesto ya no reincorporar a Suárez Bucio al cargo de comisionada de Seguridad, designar a su sucesor con lupa y asegurarse que éste lleve a cabo una profunda evaluación del nivel de preparación de los policías capitalinos, para que no vuelvan a ocurrir hechos lamentables como los de Jardines del Toreo, que con elementos bien adiestrados, pudieron haberse evitado. Veremos.
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