He llegado a la conclusión de que la política es demasiado seria para dejarla en manos de los políticos
Charles de Gaulle (1890-1970) Estadista francés
Se ha vuelto una práctica recurrente el que grupos ciudadanos traten de impedir casi cualquier obra pública en esta capital. En muchos casos, en efecto hay justificadas razones para el malestar de vecinos por las incomodidades que algunas obras generan, pero en no pocas ocasiones se trata claramente de medidas de presiones políticas y hasta por chantaje y extorsión tanto al gobierno como a las empresas constructoras. El fenómeno no es nuevo, pero se ha venido acentuando en los últimos años.
Es entendible, por ejemplo, la severa molestia que ocasionó entre miles de vecinos la obra de construcción de las laterales de la avenida Madero Poniente, en la salida a Quiroga, no solo por la injustificada tardanza en su conclusión, sino por la mala planeación de la obra. Incluso el resultado tampoco ha dejado satisfecho a todo mundo, al bloquear entradas a cocheras particulares de muchísimos vecinos y propietarios de establecimiento comerciales.
Hay también varias obras absolutamente ilógicas, hasta estúpidas, como la instalación de topes en el cruce de la avenida Acueducto con Tata Vasco y luego con Ventura Puente.
El más reciente conflicto es el que se produce por la decisión del ayuntamiento de levantar el pavimento y renovarlo en la avenida Lázaro Cárdenas. Apenas llegaron las máquinas este lunes a primera hora, y de inmediato vecinos, dueños de negocios y transportistas decidieron bloquear el trabajo, amén de cerrar la rúa por varias cuadras.
Me parece que el ayuntamiento está obligado a garantizar que la empresa lleve a cabo la obra en el menor tiempo posible y con la calidad requerida, además de diseñar los trabajos de tal forma que signifiquen la menor afectación a los vecinos. Pero también está obligado a garantizar que la obra se ejecute, no cediendo a las presiones y a los chantajes vecinales y de transportistas, porque significará un bien para toda la ciudad, dada la importancia de la referida avenida. El alcalde Humberto Arroniz advirtió este mismo lunes que en varias obras el Municipio ha recibido el intento de extorsión de quienes encabezan los movimientos sociales que se oponen, que exigen cuotas hasta de 200 mil pesos para dejar que las máquinas trabajen. Arroniz no puede ceder.
Insisto, la obra en la Lázaro Cárdenas debe ejecutarse, rápido y bien, pero no puede ser impedida por unos cuantos vecinos. Tiene Arroniz gran reto al respecto. Veremos cómo lo ventila.
twitter@jaimelopezmtz
