¿Es un gasto o una inversión, lo requerido, ciertamente muchos dólares, para armar un escenario como el de la noche de este miércoles se montó en Shanghai?
Veamos: el monto, no se reveló. En su erogación, eso sí quedó claro, participaron los gobiernos federal de México y estatal de Michoacán, vía sus gabinetes de Turismo, pero también operadores privados del sector, sobre todo asiáticos que, contrario a los mexicanos, ven este tipo de eventos como una oportunidad conjunta, por lo tanto también aportan. Todos le metieron algo de dinero.
De que costó, costó: una impresionante escenografía que representaba la cultura y las tradiciones michoacanas, desde el Lago de Pátzcuaro con sus embarcaciones de redes para la pesca, hasta el Dueto Zacán con su Josefinita y demás temas emblemáticos, pasando por una cena eminentemente michoacana, sopa tarasca, carnitas y una copa de mezcal incluidos, y sin que faltaran montajes de un panteón típico de las poblaciones purépechas, con sus altares y manjares para los muertos que, cómo de que no, regresan a saborear sus platillos favoritos. Era la zona purépecha en escala. Una perfecta escala.
Es claro que se trató de un evento al que asistieron solo invitados exprofeso, los que tenían que asistir; seguro faltaron algunos, pero no sobraron: operadores exitosos en materia turística de China, empresarios asiáticos susceptibles de interesarse en volver sus ojos para invertir en infraestructura turística en Morelia, en Uruapan, en Pátzcuaro, sobre todo en las costas michoacanas, ya se sabe, vírgenes, las únicas vírgenes de todo el Pacífico mexicano; lastimosamente vírgenes. Completando el cuadro, un reducido, y entiendo que bien seleccionado grupo de periodistas especializados en turismo, en esta parte del mundo.
Fueron muchos miles de dólares, sin duda. Nadie pide, en su sano juicio, que solo como resultado de este evento, el año próximo Michoacán esté inundado de turistas chinos. El turismo no surge por generación espontánea, no va solo a ninguna parte del mundo, como me decía una operadora del sector, española pero radicaba en Shanghai, la nueva meca de los negocios: “el turismo no llega solo, hay que ir por él. Sin ir por él, acaso llega a Roma, a París, a Egipto, a Nueva York; el resto de las ciudades deben ir por los turistas, “obligarlos” a ir. Y para “obligarlos”, obviamente hay que invertir”.
Es evidente que tiene razón. Pero tampoco es cosa de un solo evento, como remataba la experta en estas lides: el turismo chino llegará a Michoacán, cuando se sistematice profesionalmente la promoción en esta parte del mundo. Cuando sea una política de Estado. Si no pasa más de este evento de Noche de Muertos en Shanghai, claramente será dinero tirado, por espectacular que haya sido.
Si se le da continuidad, aquí y en los demás destinos del mundo potenciales de volverse “adeptos” a Michoacán, entonces comenzará a pensarse que lo de aquí, no fue un gasto, sino una inversión; inversión absolutamente necesaria, sí y solo sí, insisto, si forma parte de una política gubernamental continua, sistemática, de seguimiento. Si fue solo un obús lanzado sin ton ni son, mejor no gastemos porque será dinero perdido.
Habrá que ver, pues, qué tipo de visión tiene en ese sentido el gobierno silvanista. Sólo así se dilucidará si gastamos o invertimos en turismo. Al tiempo.