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miércoles, julio 30, 2025

ÓRGANOS AUTÓNOMOS, SALVADOS…POR AHORA

El cambio es la única cosa inmutable

Arthur Schopenhauer (1788-1860) Filósofo alemán

 

jaimelopezPor ahora, los órganos autónomos podrán decirse a salvo del ánimo depredador del presidente López Obrador. Pero sólo por ahora: el tabasqueño en cualquier momento volverá a la carga.

Luego de la fuerte polémica desatada y el alud de críticas que se le vino encima al anunciar la semana anterior que enviaría una iniciativa para “poner orden” en los organismos autónomos, López Obrador reculó este jueves y matizó que en realidad se refería a las oficinas autónomas dependientes del Ejecutivo. Enorme diferencia.

Claramente, el presidente lanzó un buscapiés para medir el nivel de la respuesta. Acaso supuso que en medio de la pandemia su dislate pasaría desapercibido y en una de esas sí podría cristalizar uno de sus sueños: no tener a nadie que le vigile nada a su gobierno, no tener a nadie que le audite, que le fiscalice. López Obrador considera una incomodidad y un lastre los contrapesos al Ejecutivo. Y en su lista negra tenía no sólo al INAI y al Infetel, que los mencionó, sino a todos los que tienen ese carácter.

Afortunadamente, su lance sí tuvo las repercusiones que él no estimaba, y las críticas locales y mundiales le obligaron a hacer algo no común: corregir. Ahora aclara que lo que busca es eliminar organismos autónomos dependientes de su gobierno. Evidentemente, no tiene idea del significado de “autonomía” en oficinas públicas: el gobierno no tiene en su estructura dependencias autónomas, las hay descentralizadas, pero no autónomas, y sí, ahí sí está facultado para desaparecerlas si quiere.

López Obrador quería -o quiere- desaparecer el INAI y que él garantice acceso a la información pública a través del elefante blanco llamado Secretaría de la Función Pública; desaparecer Ifetel y él, vía la SCT, regular el funcionamiento y otorgar las concesiones de radio y televisión por ejemplo, como hacía el PRI; desaparecer INE y que Gobernación organice elecciones; desaparecer Derechos Humanos y que alguna oficina del gobierno vigile la no violación de esos derechos; desaparecer el Banco de México y que Hacienda se encargue de la política monetaria, como decía López Portillo.

Ese es el sueño de López Obrador: controlar todo, ser él el centro de la toma de decisiones, que nadie le audite ni le cheque las manos. Un auténtico rey. Por ahora, todo apunta a que la presión le obligó a recular, pero su talante antidemocrático e imperial le llevará en cualquier momento a volver a las andadas. Si no, al tiempo.

twitter@jaimelopezmtz jaimelopezmartinez@hotmail.com

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